Irán amplió y mejoró su programa nuclear Imprimir
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La Nación, 22 mayo 2013.

El nuevo reporte del Organismo Internacional de Energía Atómica preocupa a la comunidad internacional; indican que ya se realizan pruebas atómicas

VIENA.- Irán sigue dando pasos adelante en prácticamente todos los frentes de su programa nuclear pese a las sanciones de la comunidad internacional y sin que se despejen las dudas sobre una posible dimensión militar de sus experimentos atómicos.

En su nuevo informe sobre el caso iraní, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), advierte hoy de que dispone de información "creíble", aunque no confirmada, sobre experimentos relacionados con un arma atómica, y reconoció que la falta de colaboración de Teherán impide despejar esas sospechas.

Además, informó que Irán aceleró la instalación de centrifugadoras más modernas en su sitio de enriquecimiento de uranio, una actividad en el centro de su conflicto por la cuestión nuclear con las grandes potencias.

Según este documento, Irán instaló cerca de 700 centrifugadoras IR-2m y armazones de centrifugadoras vacías en el enclave de Natanz, frente a las 180 que había en febrero.

"A fecha del 15 de mayo, cuatro cascadas [centrifugadoras en serie] fueron equipadas totalmente y una cascada parcialmente con centrifugadoras IR-2M y armazones de centrifugadoras vacías y se llevaron a cabo obras de preparación para otras 13 cascadas (...)", precisó el informe. Estas nuevas centrifugadoras, que sirven para enriquecer uranio, todavía no lo comenzaron a producir.

Sospechas

Las potencias occidentales e Israel sospechan que Irán quiere desarrollar armas atómicas bajo la apariencia de su programa nuclear civil, algo que Teherán niega.

Además temen que, con un equipamiento más eficiente, Irán pueda producir más fácilmente uranio enriquecido a un nivel de pureza necesario para fabricar el arma nuclear (90%). La República Islámica enriquece uranio con bajo nivel de pureza (5 y 20%) para sus fábricas de producción de electricidad y con fines médicos.

En este informe trimestral, la agencia de la ONU indicó también que el número de centrifugadoras activas en el sitio subterráneo de Fordo, cerca de la ciudad santa de Qom, es el mismo que en febrero.

El enclave de Fordo, enterrado bajo una montaña, preocupa especialmente a la comunidad internacional ya que Irán decidió concentrar en este lugar su enriquecimiento de hasta el 20%, lo que le acerca técnicamente al grado necesario para la fabricación del arma nuclear.

También continúa el controvertido enriquecimiento de uranio, aunque en medida algo menor: desde el último reporte del OIEA en febrero el país elevó su existencia de uranio enriquecido al cinco por ciento en 689 kilogramos, a un total de 8960.

En tanto, las existencias de uranio enriquecido al 20 por ciento se incrementaron en 44 kilogramos, a 324. Pero el país cambió 142 kilogramos por combustible para un reactor de investigación. De esta manera, esta cantidad difícilmente pueda ser utilizada para un arma nuclear.

El OIEA también manifestó su preocupación por los trabajos en curso en un reactor en Arak, que podría entrar en funcionamiento en el tercer trimestre del año próximo. Este reactor podría producir plutonio, lo que podría abrirle a Irán una segunda vía, además del uranio, para una bomba atómica. Teherán se negó a proporcionar información suficiente sobre Arak, criticó en su informe el OIEA.

Temores

El informe confidencial dado a conocer en Viena, justifica los temores de esta agencia de la ONU en "la naturaleza y el alcance de la información creíble a su disposición, sobre posibles dimensiones militares del programa atómico iraní".

El documento señala que varios países del OIEA han facilitado información sobre la existencia en la base militar de Parchin, cerca de Teherán, de un "recipiente de contención de explosiones para realizar experimentos hidrodinámicos", lo que constituye "un fuerte indicador" del posible desarrollo de un arma nuclear.

Fuentes conocedoras del caso iraní aseguraron que es "muy importante que respondan a las preguntas" sobre qué tipo de uso se dio a esa instalación.

Por eso, desde el OIEA se insiste en la necesidad de que Irán acceda a que los inspectores visiten Parchin, una solicitud que viene siendo sistemáticamente rechazada desde febrero de 2012, bajo el argumento de que es una base militar y, por tanto, no sometida a los controles del Organismo.

Una petición que se ha tornado más importante ante la constatación de que Irán está realizando labores de limpieza en la zona que dificultarán a los inspectores saber qué experimentos acogió, si algún día tienen acceso a esa instalación.

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