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El Programa Nuclear Secreto de Chávez

 

Foreign Policy
Roger F. Noriega

5 de octubre 2010 I Link al artículo original

No está claro lo que Venezuela está escondiendo, pero definitivamente está ocultando algo - y el hecho de que Irán está involucrado sugiere que no es para nada bueno.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, admitió la semana pasada que su gobierno está "llevando a cabo los primeros estudios" de un programa nuclear. Él trató de presentarlo como un programa inofensivo diseñado exclusivamente para fines pacíficos.

El 21 de septiembre, celebré una reunión informativa para periodistas y expertos de la región en la que revelé por primera vez información sobre el programa nuclear de Chávez y su preocupante e importante colaboración con Irán. Esta investigación - realizada durante los últimos 12 meses por un equipo de expertos que analizaron material sensible obtenido de fuentes dentro del régimen venezolano - pinta un panorama mucho más oscuro de las intenciones de Chávez.

Chávez ha estado desarrollando el programa durante dos años con la colaboración de Irán, un Estado nuclear paria. Además de mostrar la cooperación en materia de investigación nuclear entre ambos Estados, los documentos sugieren que Venezuela está ayudando a Irán a obtener uranio y evadir las sanciones internacionales, todos pasos que son aparentes violaciones de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU destinado a prevenir el programa ilegal de armas nucleares de Irán.

La sugerencia de que Chávez está meramente estudiando la idea de un programa de energía nuclear es engañosa. De hecho, en noviembre de 2008, funcionarios iraníes y venezolanos firmaron un acuerdo secreto de "ciencia y tecnología" que formaliza la cooperación "en el campo de la tecnología nuclear." La semana después de la firma del acuerdo, el Ministerio de de Energía y Petróleo de Venezuela preparó una presentación para el Organismo Internacional de Energía Atómica documentando el establecimiento de un “programa de energía nuclear " en Venezuela. Dicha presentación, obtenida de fuentes dentro del gobierno de Venezuela, revela que un "Comité de Energía Atómica" ha estado administrando el programa nuclear desde 2007.

Todos los países tienen el derecho a un programa de energía nuclear con fines pacíficos dentro del marco del Tratado de No Proliferación Nuclear, del cual Venezuela es signataria. Sin embargo, la decisión de Chávez de confiar en uno de los peores proliferadores del mundo para ayudar a desarrollar las capacidades de su país en esta tecnología sensitiva hace saltar todas las alarmas. Y sus declaraciones públicas recientes que profundizan poco en la naturaleza de su programa nuclear plantean más preguntas que respuestas.

No es sólo la cooperación de Venezuela con Irán en su propio programa nuclear lo que suscita preguntas - otros documentos aportados por fuentes dentro del gobierno de Venezuela revelan una red sospechosa de gestión de instalaciones iraníes en ese país de América del Sur que podría contravenir las sanciones del Consejo de Seguridad.

Por ejemplo, un contrato de noviembre 2008 entre una empresa estatal venezolana, CVG Minerven, y la empresa del gobierno iraní, Impasco, otorga a los iraníes una "mina de oro" en concesiones en el corazón de la cuenca del Roraima, en el estado sudoriental de Bolívar, que se encuentra a lo largo de la frontera entre Venezuela y Guyana. Aunque la minería de oro en Venezuela se remonta a décadas, la cuenca es también el hogar de uno de los mayores depósitos de uranio del mundo, según una encuesta realizada por el U308 Corp., una compañía canadiense de exploración de uranio.

No hay nada ilegal en la minería comercial de uranio - a menos que sea llevada a cabo por Irán. La Resolución 1929 del Consejo de Seguridad, aprobada en junio luego de un agresivo esfuerzo diplomático de los Estados Unidos, ordenó a todos los gobiernos prohibir toda participación iraní en "la extracción de uranio, la producción o el uso de materiales y tecnología nucleares." Si la compañía iraní Impasco ha encontrado oro en Venezuela, eso no es asunto de nadie. Si se trata de extracción de uranio, es un asunto muy diferente.

Además de adquirir una mina estratégicamente ubicada encima de importantes yacimientos de uranio, las empresas iraníes se han hecho cargo de instalaciones industriales cercanas y parecen estar utilizándolas para fines distintos de los expresados públicamente. Por ejemplo, una "fábrica de cemento" que produce poco o nada de cemento o una "fábrica de tractores" que produce pocos tractores, y ambas instalaciones están bien situados para apoyar las actividades turbias de Irán en una zona que está muy lejos de todo, excepto del uranio.

La "fábrica de cemento", de hecho, procesa minerales de la mina de Impasco, según fuentes familiarizadas con la instalación. La instalación, ubicada en el sur del estado Monagas, fue construido en 2007 por Edhasse Sanat, una empresa propiedad del Ministerio de Minas de Irán. Según testigos presenciales, la planta aún no ha producido una bolsa de cemento, pero en cambio, sirve como un conducto para trasladar el mineral a un puerto sobre el río Orinoco, donde se transfiere a buques de bandera iraní, en el Océano Atlántico. Una vez que llegue al mar abierto, no hay nada que impida su entrega a Irán.

La "fábrica de tractores" en el estado de Bolívar es un segundo centro que ofrece a Irán una cobertura benigna para sus actividades en esta remota región. Operado desde 2006 por una empresa conjunta Irán-Venezuela, la instalación produce pocos tractores y se encuentra en un complejo de estilo militar protegido por tropas de la Guardia Nacional de Venezuela, de acuerdo a dos testigos presenciales que han visitado y filmado la instalación en los últimos años.

En diciembre de 2008 se suscitaron profundas sospechas sobre el propósito real de esa instalación cuando las autoridades aduaneras turcas interceptaron un cargamento enviado de Irán a la "fábrica de tractores" en Venezuela. Según informes de prensa, se encontraron 22 contenedores y cajas etiquetados como "repuestos de tractores” que contenían barriles de nitrato y químicos de sulfato - material para fabricar bombas –así como lo que los expertos turcos describieron como un “laboratorio de explosivos". Por otra parte, esta carga sospechosa estaba siendo entregada por las Líneas de Transporte Marítimo de República Islámica del Irán (IRISL), que fue sancionada en septiembre de 2008 por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por la prestación de servicios logísticos al Ministerio de Defensa y a la Logística de las Fuerzas Armadas de Irán.

Además de ofrecer una cobertura física para las operaciones de Irán, los bancos y otras supuestas empresas comerciales establecidas en Venezuela permiten a Irán el acceso al sector financiero internacional, en violación de varias resoluciones del Consejo de Seguridad con la intención de negar fondos al programa ilícito de armas nucleares del país. La Resolución 1083 (2008) advierte a los gobiernos a "ejercer la vigilancia" contra los bancos iraníes, en particular el Banco Saderat, "para evitar que dichas actividades contribuyan a la proliferación de actividades nucleares sensitivas." Documentos recuperados de los archivos del gobierno venezolano muestran que para el 2007, el Banco Saderat de Irán ya había incorporado el Banco Internacional de Desarrollo (BID) en Venezuela. Todos los directores fundadores del BID son iraníes, y parece que hoy funciona como un banco venezolano que es en realidad una propiedad de fachada de Saderat. Los registros de las empresas iraníes que operan en Venezuela reflejan las transacciones denominadas en dólares realizadas por el BID en contravención de la ley de EE.UU. y resoluciones de la ONU.

Las Naciones Unidas tienen una buena razón para destacar a Saderat como un posible conducto para los fondos utilizados para financiar el terrorismo y la proliferación nuclear. En 2006, el Tesoro de los EE.UU. sancionó a Saderat por servir como un conducto para fondos de grupo terrorista chiíta libanés Hezbolá. Sólo hace dos meses, la Unión Europea congeló los activos del BID por su rol en el apoyo de "las actividades de misiles balísticos y nucleares” de Irán. Sin embargo, el gobierno de Chávez continúa permitiendo que el BID mueva dinero a través de empresas de fachada de Irán y socios venezolanos con el fin de evadir las sanciones internacionales.

Hacer caso omiso a lo que Chávez y sus amigos están haciendo en nuestras narices ya no es una opción. Si los Estados Unidos y las Naciones Unidas son serios acerca de la no proliferación, deben desafiar a Venezuela e Irán para que confiesen y, si es necesario, adoptar medidas para hacer responsable a ambos regímenes. Lamentablemente, las autoridades de EE.UU. continúan alejándose de los problemas que pueden conducir a una confrontación con el irascible Chávez. Pero la voluntad de Venezuela de burlar el derecho internacional y de instigar las actividades Irán próximas a las costas de EE.UU. se está volviendo demasiado flagrante- y en definitiva muy peligroso - para ignorar.

Traducción NPSGlobal

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