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Alemania eliminará progresivamente la energía nuclear para el 2022
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Der Spiegel con comentarios de NPSGlobal, 30 may 2011.

Usos Pacíficos de la Energía Nuclear

El gobierno alemán ha acordado una hoja de ruta para la eliminación progresiva de la energía nuclear. Todas las 17 centrales nucleares del país serán puestas fuera de línea para el año 2021, con una posible prórroga de un año para tres reactores si hubiera riesgo de un déficit de electricidad.

Se ha denominado jocosamente "la eliminación de la eliminación de la eliminación." Pero después de semanas de acaloradas discusiones, el gobierno alemán ha dejado claro que es serio con su vuelta en U sobre la energía nuclear.

Tras las conversaciones que se dieron en las primeras horas de la mañana del lunes, el ministro de Medio Ambiente Norbert Röttgen anunció los detalles del nuevo enfoque del gobierno para el abandono de la energía nuclear. El nuevo plan prevé que todas las plantas nucleares de Alemania estén fuera de línea para el año 2021 - con una posible excepción: si la transición a las energías renovables no va tan rápido como se planeó, a tres de las plantas se les permitirá continuar operando hasta 2022, como una especie del colchón de seguridad contra el déficit de electricidad.

Durante la reunión maratónica, los partidos de la coalición gobernante – el partido de centro-derecha de la canciller Angela Merkel, Unión Demócrata Cristiana, su partido hermano bávaro la Unión Social Cristiana y los pro-empresarios, Demócratas Libres, - lograron acordar los detalles para el planeado cierre de las centrales nucleares.

Las propuestas revierte efectivamente la decisión del propio gobierno, tomada el año pasado, de extender la vida operacional de las 17 centrales nucleares de Alemania - que a su vez fue una reversión de la decisión adoptada por la administración social demócrata-verde del ex canciller Gerhard Schröder de eliminar la energía nuclear para alrededor del 2020.

En espera

Bajo el nuevo plan, los siete reactores más antiguos de Alemania, que ya están fuera de línea con una moratoria nuclear anunciada por la canciller Angela Merkel a mediados de marzo después de la catástrofe de Fukushima, no volverán a funcionar. La planta nuclear de Krümmel, en el estado de Schleswig-Holstein, que ha estado desconectada después de un accidente en 2009, también se cerrará definitivamente.

Una de las plantas, posiblemente Philippsburg I en el estado de Baden-Württemberg o Biblis B en Hesse, se mantendrán, sin embargo, en modo "stand by" como reserva si se llegara a necesitar energía extra. Se utilizaría para producir energía si pareciera haber un riesgo de escasez de energía, por ejemplo en los días fríos, grises de invierno cuando hay poca energía solar disponible y cuando los países vecinos tienen poca energía disponible para la exportación, debido a sus propias necesidades.

El gobierno también decidió mantener un polémico impuesto a la “barra de combustible nuclear”, que se introdujo en 2010 como parte de un paquete de austeridad del gobierno. Políticos de la CDU habían pedido que el impuesto que se derogue a raíz de la reciente vuelta en U del gobierno sobre la energía nuclear.

El gobierno también tiene previsto aprobar una ley que acelere el proceso de planificación de centrales eléctricas e instalaciones de almacenamiento de energía, para que sea más fácil implementar los proyectos de infraestructura que requerirá un cambio hacia la energía renovable.

El plan se basa en las recomendaciones de la "comisión de ética" que Merkel creó después del desastre de Fukushima para estudiar el futuro de la energía nuclear en Alemania. La comisión presentó sus resultados al gobierno en la tarde del domingo.

"Dudosos"

Merkel presentó los resultados de los socialdemócratas de centro-izquierda y del Partido Verde en la noche del domingo, en un recurso inusual para apoyar a la oposición. Pero no está claro si la oposición apoyará el nuevo enfoque.

El líder de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, llamado los planes "dudosos". Dijo que no sabía de ninguna planta nuclear que podría ser operada en modo “stand by”. "Estas son ideas que tienen poco que ver con la realidad tecnológica", dijo. Renate Künast, the co-floor leader of the Green Party, also expressed skepticism, saying it was questionable whether the government was really prepared to make the switch to renewables. Renate Künast, el co-líder parlamentario del Partido Verde, también expresó su escepticismo, diciendo que era dudoso que el gobierno esté realmente preparado para hacer el cambio hacia las energías renovables.

El CEO de Daimler, Dieter Zetsche, también criticó los planes, diciendo al periódico de circulación masiva Bild que el abandono de la energía nuclear presenta "una serie de riesgos" a Alemania como lugar de fabricación. La industria alemana ha sido en general escéptica sobre los planes para eliminar gradualmente la energía nuclear y el cambio hacia las energías renovables. Los ejecutivos de grandes empresas de energía también han expresado su oposición al cierre de las plantas nucleares.

El sábado, decenas de miles de personas participaron en manifestaciones anti-nucleares en 20 ciudades alemanas, exigiendo una rápida eliminación de la energía atómica.

Claramente, esta medida es producto de un análisis político más que técnico, dado que todavía es muy prematuro para sacar conclusiones del incidente en Fukushima. La precaución con la cual han abordado este anuncio los Social Demócratas y los Verdes – quienes durante la administración anterior tomaron una férrea postura antinuclear – demuestra que los análisis técnicos escasean y que el rédito político es el motor de esta iniciativa.

Sin embargo, si Alemania no logra sustituir efectivamente la energía nuclear con otro tipo de energía con la misma potencia masiva de electricidad que sostenga a su inmensa industria, su capacidad económica podría verse en riesgo, tal como temen algunos empresarios alemanes. Sin un serio análisis técnico (no uno llevado a cabo luego de sólo 2 meses después de Fukushima), esta medida política podría descartarse en el mediano plazo cuando se enfrenten las realidades energéticas del país con otra perspectiva más seria, ligada a las realidades económicas-industriales del país y con una mirada al largo plazo con respecto a su competitividad en el sistema internacional, sin aprovecharse de la coyuntura y el cortoplacismo que abundan en un momento en el que Fukushima todavía no nos ha dado sus lecciones finales.

 

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