La Nación, con comentarios de NPSGlobal, 4 jun 2010. En una declaración inesperada, la Ministra de Defensa de Argentina, Nilda Garré desarrolló ante el periodismo la iniciativa de dotar a los buques de la Armada de propulsión nuclear. En el Gobierno aclararon que se trata de los sistemas de propulsión naval pero no de armas de destrucción masiva, prohibidas en la región a través de los tratados internacionales. Se emplearía para eso el desarrollo de un reactor ideado por el INVAP y que podría estar en servicio en 2013. La incorporación de ese reactor a un navío demandaría un par de años más. En Brasil existe un proyecto similar en el que el reactor de propulsión es desarrollado por la Armada y que cuenta con el apoyo de Francia en la parte naval convencional, Este proyecto se estima que estará finalizado para 2020. De avanzarse según lo indicado, Argentina lo tendría antes.
Según Daniel Gallo de La Nación, la Ministra explicó que "La propulsión nuclear en una de nuestras unidades comenzaría a cambiar la matriz energética”. Según LA NACION, el proyecto habría sido consensuado entre la Presidencia de la Nación y Cancillería, y Garré habría sólo hecho público un proyecto en marcha.
La ministra señaló que se busca recuperar las capacidades que el país tuvo en el sector científico, tecnológico e industrial; la Argentina no puede quedar al margen de esa tecnología, agregando que para dicha tarea, “se está nucleando gente en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citedef)”.
La base del desarrollo de propulsión naval se centra en el CAREM, un reactor modular pequeño-mediano avanzado, cuyas propiedades han sido reconocidas internacionalmente, y que funcionará a uranio enriquecido. La propuesta de INVAP sería realizar este prototipo para su venta al exterior, como generador de energía. El reactor CAREM tendría la compatibilidad adecuada para ser utilizado en una versión naval y para ello se utilizaría, según la fuente, un submarino TR1700, cuyas componentes ya se encontrarían disponibles para ser ensambladas en un astillero nacional.
La NACION agrega que fuentes navales ratificaron ayer que la Armada ya trabaja en el proyecto anunciado por Garré, resaltando que sólo las potencias nucleares cuentan con buques a propulsión nuclear. Brasil se encamina a sumarse a ese grupo, al menos con el uso de sistemas de propulsión naval, que no están prohibidos por el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares -TNP. El año pasado fue la India la que se incorporó al club de submarinos nucleares compuesto hasta ese momento por los Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia.
Cuando el gobierno de Lula dio nuevo impulso a su proyecto naval, varios ministros viajaron de Brasilia a Buenos Aires para explicar el alcance de la operación y la intención de Brasil de jugar en la mesa de los países poderosos, por lo que la apreciación de sus dirigentes es que debían contar con armamento de vanguardia.
Argentina buscó acercarse al proyecto brasileño para negociar alguna participación. En 2008 hubo conversaciones, luego del acuerdo nuclear entre Lula y Cristina Kirchner, se pensó que uno de los ítems a desarrollar en conjunto podría ser la propulsión naval, pero la Armada brasilera se encargó inmediatamente de desmentir tal versión. Una fuente naval indicó que Argentina siempre estuvo más avanzada en tecnología nuclear y sólo faltaba la decisión política.
De acuerdo al cronograma, en 2013 se pondría en servicio el prototipo del CAREM, mientras que para 2015 se avanzaría con las pruebas navales, colocando un reactor, posiblemente en un submarino TR1700.
Repercusiones
El anuncio ha generado las más variadas repercusiones. Desde el apoyo, hasta la ironía o el escepticismo. Por un lado es reconocida la habilidad y seriedad tecnológica de INVAP, una empresa ganadora de licitaciones internacionales en el campo nuclear, tal como la del reactor OPAL de Australia, ya en funcionamiento.
Por otro, algunos miembros de la oposición cuestionaron la oportunidad de la medida y otros la consideraron de baja prioridad frente a necesidades más urgentes y simples de las fuerzas armadas, que carecerían hasta hoy de un plan de renovación tecnológica y armamentística que las mantenga en plena operatividad.
El analista Rosendo Fraga opinó que el plan genera dudas, ya que la situación estratégica de Brasil es diferente que la de Argentina. En este sentido el último Anuario del SIPRI consigna para Brasil un gasto militar diez veces mayor con un PBI cinco veces mayor que Argentina, lo que habla de limitaciones presupuestarias muy fuertes para el mantenimiento de sistemas muchos de ellos obsoletos. Por otra parte, una competencia estratégica entre los dos países hoy, en su opinión, carecería de sentido, agregando que un anuncio de tal envergadura que terminara diluyéndose, generaría una falta de credibilidad para el país de lamentables consecuencias.
Irma Argüello resaltó que en Argentina existe la solvencia tecnológica necesaria para llevar con éxito el proyecto y que nadie duda de las cualidades de INVAP, pero que los esfuerzos tecnológicos deberían enfocarse hacia otras líneas de mayor valor agregado, que abran mercados y refuercen la inserción tecnológica del país en el mundo y sus impecables credenciales no-proliferación. Entre tales líneas tecnológicas destacó el desarrollo de centrales de potencia para usos regionales sobre la base del reactor CAREM o incursionar decididamente en la tecnología de conversión de reactores de investigación y producción de radioisótopos que hoy funcionan con combustible de uranio altamente enriquecido, mayor que al 20%, para reemplazar tal combustible a otro de uranio de bajo enriquecimiento, una capacidad que el país ya dispone y que el mundo requerirá cada vez más a partir de los compromisos surgidos de la Cumbre Presidencial en Seguridad Nuclear del último abril en Washington. Volver |