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Cómo reducir la amenaza nuclear
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En este artículo publicado en el prestigioso periódico Wall Street Journal los autores, William Perry, Brent Scowcroft y Charles Ferguson proponen una estrategia para reducir la amenaza nuclear, en un contexto considerado de peligro real e inminente.

Los autores analizan las condiciones actuales y las medidas consideradas clave para reducir tal peligro nuclear, a la vez que ponen énfasis en la necesidad cooperación internacional y de liderazgo por parte de los Estados Unidos.

The Wall Street Journal

William Perry, Brent Scowcroft y Charles Ferguson

28 de mayo de 2009 | Link al artículo

El test nuclear de Norcorea del pasado lunes ha sido un recordatorio dramático de los desafíos que implica eliminar las armas nucleares alrededor del mundo. El Presidente Barack Obama ha afirmado que intenta llevar adelante este objetivo, manteniendo una disuasión nuclear confiable para Estados Unidos y sus aliados. Pero lograr la abolición nuclear requerirá probablemente muchos años.

Realmente es difícil visualizar a futuro las condiciones geopolíticas necesarias que permitan aproximarse a ese objetivo. A menos que Estados Unidos y sus socios re-energicen los esfuerzos internacionales para reducir los peligros presentes de la proliferación y del terrorismo nuclear, no habrá esperanza de alcanzar este objetivo de largo plazo.

Una estrategia efectiva para reducir los peligros debe construirse sobre cinco pilares: revitalizar el dialogo estratégico con las potencias con armas nucleares, particularmente Rusia y China; fortalecer el régimen internacional de no-proliferación nuclear; reafirmar la protección del paraguas nuclear de Estados Unidos hacia nuestros aliados; mantener la credibilidad de la disuasión nuclear de Estados Unidos; e implementar las mejores prácticas en cuanto a seguridad física para las armas nucleares y para los materiales usables para producir armas nucleares alrededor del mundo.

Con miles de cabezas de Estados Unidos y Rusia aún desplegadas, la amenaza de una guerra nuclear motivada por errores de cálculos estratégicos no ha sido enteramente removida. Afortunadamente, Rusia nunca ha mostrado ni ha amenazado con tales intenciones hacia los Estados Unidos. Las dos naciones cooperaron en reducir los arsenales nucleares y contener la proliferación nuclear a través de gran parte del período de la post Guerra Fría. Pero dado el reciente enfriamiento de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos – resultado de los esfuerzos de expansión de la OTAN y de los sistemas de defensa misilística en Polonia y la República Checa - la relación enfrenta desafíos significativos.

Para “apretar el botón reset” con Rusia, en los términos del vicepresidente Joe Biden, los Estados Unidos necesitan basar el diálogo estratégico en los intereses comunes de detener la proliferación nuclear, prevenir el terrorismo nuclear y asegurar el uso pacifico de la energía nuclear. Estados Unidos y Rusia deberían conducir una evaluación conjunta de las amenazas como un prerrequisito para un renovado control de armas. En tándem, los Estados Unidos y China deberían discutir sus percepciones de amenaza y buscar mayor cooperación en seguridad nuclear y estabilidad.

La dispersión de tecnología nuclear utilizable para armas puede empujar al mundo a un punto de gran peligro. Corea del Norte – a pesar de la casi total oposición universal – ha desarrollado un pequeño arsenal nuclear y el lunes ha demostrado su capacidad con una prueba nuclear exitosa. Irán declara estar desarrollando un programa nuclear pacifico, pero es difícil de creer. Parcialmente en respuesta a Irán, otros países de Medio Oriente como Turquía y Egipto están comenzando a desarrollar programas de energía nuclear.

Para prevenir una mayor proliferación, la administración de Obama necesita hacer rendir los próximos doce meses hasta la Conferencia de Revisión del Tratado de No-proliferación de mayo de 2010. Los Estados Unidos deberían redoblar los esfuerzos globales para la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), llamar también a la prohibición de la producción de materiales físiles para armas y proveer recursos sostenibles al Organismo Internacional de Energía Atómica – el organismo de supervisión nuclear en el nivel mundial.

Entretanto, como Obama ha afirmado, los Estados Unidos deberían mantener una disuasión segura y confiable para sí mismos y para sus aliados. Esta disuasión debería ser adecuadamente financiada e integrada por gerentes, científicos, e ingenieros de primera línea. La administración debería también decidir si reemplazar las cabezas nucleares existentes con cabezas rediseñadas o incrementar los programas para extender su vida operacional con una base de análisis caso por caso, dando mayor ponderación a las recomendaciones de los laboratorios de armas responsables por las cabezas nucleares en cuestión.

Otro factor crítico de gran preocupación es el relacionado con los inventarios globales masivos de materiales físiles utilizables en armas, que podrían resultar en combustible de miles de explosivos nucleares. Cuanto mayor sea el número de estados que tengan materiales físiles, mayor es la probabilidad de que éstos caigan en manos de terroristas. Loablemente, la administración Obama se ha comprometido a trabajar con socios internacionales para asegurar todos los materiales nucleares vulnerables dentro de los cuatro años. Esta agenda ambiciosa requiere del desarrollo de muchas mejores prácticas de seguridad física y de un esfuerzo cooperativo entre docenas de países.

Los peligros de la proliferación nuclear y el terrorismo nuclear son reales e inminentes. Cualquier esfuerzo serio para combatirlos requerirá del liderazgo de Estados Unidos. 

William Perry, ex Secretario de Defensa, y Scowcroft, ex asesor sobre seguridad nacional, son co-Presidentes del Consejo del Council on Foreign Relations  que tiene el sponsor del Independent Task Force on U.S. nuclear weapons policy. Charles Ferguson, es una lto miembro del Council on Foreign Relations, y director del proyecto.

 

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