El líder supremo de la Revolución iraní reiteró este viernes que el programa nuclear de su país tenga como fin último la construcción de una bomba atómica, como temen las potencias occidentales. "Hemos vuelto a escuchar a responsables estadounidenses y europeos las mismas acusaciones infundadas. Nuestras creencias religiosas nos impiden tener ese tipo de armas. No, no creemos en la bomba atómica ni tratamos de conseguirla", aseguró el ayatolá Ali Jamenei, la máxima autoridad del país asiático.

Sus declaraciones tienen lugar apenas 24 horas después de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) expresara su preocupación por la posible dimensión militar del controvertido programa nuclear de Teherán. Según el documento, la República Islámica sigue sin cooperar lo suficiente con la agencia de la ONU, que confirmó que los técnicos iraníes han logrado enriquecer pequeñas cantidades de uranio hasta una pureza del 19,8%, mucho más que lo alcanzado hasta ahora.

Teherán asegura que con este material desea producir combustible para un reactor científico que fabrica desde los años 70 unos isótopos para el tratamiento del cáncer. Las sospechas occidentales radican en que el país se acerca cada vez más a un nivel de enriquecimiento de uranio -el 90%- suficiente para fabricar armas atómicas.

El conflicto diplomático se ha agravado en las últimas semanas, después de que el régimen islámico rechazara un acuerdo para intercambiar uranio al 3,5% por otro enriquecido al 20% fuera del país. Sin embargo, este viernes el influyente diputado conservador Mohamad Reza Bahonar volvió a insistir en que Teherán aún contempla la posibilidad de un pacto, siempre y cuando Occidente acepte "intercambiar el combustible de forma simultánea en Teherán".

Este viernes, el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, subrayó la "gran preocupación" de su país y expresó la disposición de Berlín a suscribir nuevas sanciones contra la República Islámica. También el Gobierno francés pidió actuar "con determinación", utilizando palabras similares a las que empleó esta semana Estados Unidos.

La clave la tienen China y Rusia, que con su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU pueden bloquear una nueva ronda de sanciones contra Irán. Moscú se muestra "preocupada" y no descarta castigar al régimen islámico, pero también admite tener un "enfoque diferente" con respecto a Washington. "No coincidimos al 100%", declaró el ministro de Exteriores, Serguei Lavrov, agregando que, "a diferencia de EEUU, Irán es un vecino próximo de Rusia".

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