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El fin de la adicción Nuclear Pakistaní
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Arms Control Asociation - Daryl G. Kimball. 10 de Marzo 2011. Link al articulo original (en inglés) 

El pueblo de Pakistán se enfrenta a múltiples dificultades: inundaciones catastróficas, movimientos de insurgencia afiliados a los talibanes, asesinatos políticos, y pobreza crónica. Sin embargo, el establishment militar del país es muy poderoso y ha dirigido gran parte de la riqueza de la nación e incluso la asistencia técnica nuclear internacional para construir un arsenal nuclear que no hace nada para hacer frente a estas amenazas urgentes.

Pakistán ya tiene suficiente material nuclear para construir al menos 100 bombas, potencia de fuego nuclear más que suficiente para disuadir un ataque de su vecino y rival, la India, que a su vez posee suficiente plutonio separado y uranio altamente enriquecido (UAE) para cerca de 140 bombas.

Sin embargo, los líderes de Pakistán insisten en que se debe producir más material físil -UAE y plutonio- para seguir el ritmo de la India. Informes recientes indican que Pakistán está construyendo un cuarto reactor de producción no protegida en Khushab.

La expansión continua y no controlada de estos arsenales nucleares plantea el riesgo de que una escaramuza fronteriza entre Islamabad y Nueva Delhi se vaya a términos nucleares. Además, las armas de Pakistán y la existencia de materiales nucleares son un objetivo prioritario para los terroristas. Su tecnología nuclear podría volver a ser vendida en el mercado negro por insiders, tal como Abdul Qadir Khan lo hizo por años.

La relación de EE.UU. con Pakistán se centra ahora en dar marcha atrás a los talibanes y a Al Qaeda, pero Estados Unidos ya no puede darse el lujo de posponer serios esfuerzos para romper la adicción nuclear de Pakistán y alentar a Pakistán, India y China a ejercer una mayor moderación nuclear.

Para ello, detener la producción de material fisionable para armas y buscar la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (Comprehensive Test Ban Treaty) nuevamente deben ser prioridades primordiales de EE.UU.. En 1998, Estados Unidos apoyó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU condenando las explosiones nucleares "ojo por ojo” entre India y Pakistán, y pidiendo a ambos países firmar el CTBT (Tratado de Prohibición Completa de Ensayos según sus siglas en inglés) y detener la producción de armamento físil. 

En la actualidad, ambos estados deberían haber acordado un límite de producción y firmado el CTBT. Sin embargo, otras prioridades comerciales y estratégicas -incluyendo la exención para el comercio nuclear civil para India en 2008 y la ofensiva liderada por Estados Unidos contra los talibanes- han empujado a las oportunidades de la no-proliferación hacia los márgenes.

En 2009, el presidente Barack Obama se comprometió a "liderar un esfuerzo global" para negociar un Tratado de Reducción de Materiales Físiles (FMCT por sus siglas en ingles: Fissile Material Cutoff Treaty) en la Conferencia de Desarme (CD) compuesta por 65 naciones. Teniendo en cuenta que Francia, Rusia, el Reino Unido y Estados Unidos han declarado un cese de la producción de material físil para armas, y que también se cree que China ha detenido la producción, la interrupción de la producción físil mundial tendría su mayor impacto en India, Pakistán, y posiblemente China.

Desafortunadamente, Pakistán sigue bloqueando el inicio de la negociación, poniendo como excusa la mejor producción físil potencial de la India a partir del plutonio en el combustible gastado en sus reactores nucleares no protegidos, lo que podría proporcionar el material suficiente para varios cientos de bombas más.

El 28 de febrero, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton hizo una fuerte jugada en la Conferencia de Desarme dirigida a que Pakistán permita iniciar el trabajo de negociación en el marco de la FMCT. Hasta que lo haga, EE.UU. y otros diplomáticos están instando charlas técnicas informales. Estos esfuerzos son loables, pero insuficientes. India y los principales proveedores nucleares-Francia, Rusia y Estados Unidos- deben hacer más para ayudar a romper el ciclo. India puede y debe declarar que no aumentará su tasa de producción de fisión y que pondrá sus reactores no militarizados bajo protección. Tal medida podría aumentar la seguridad de la India al presionar a Pakistán y China a hacer promesas similares.

Incluso si las conversaciones por el FMCT comienzan pronto, pasarán muchos años antes de que las negociaciones por el tratado terminen y éste entre en vigor. Hasta ese momento, la India y Pakistán habrán acumulado aún más bombas.

Están en curso iniciativas más audaces. En particular, los cinco estados potencias en armas nucleares deben buscar un acuerdo en el cual se inste a todos los Estados con instalaciones que no están protegidas a suspender en forma voluntaria la producción de material fisionable y fijar un stock para evitar el exceso de requerimientos militares ante una inspección del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Alentar a China e Israel a participar sería clave. Para Israel, que no necesita más material fisionable y tiene un antiguo reactor en Dimona, la moratoria haría de la necesidad una virtud y mejoraria su historial de no proliferación. China debería apoyar la iniciativa, ya que podría conducir a India a reducir el crecimiento de su arsenal militar de material fisionable.

Para aumentar aún más influencia, el gobierno de Obama y el Congreso de los EE.UU. deberían insistir en una investigación de los Programas de ayuda técnica de la OIEA en Pakistán, que sin duda han ayudado a su programa de producción de bombas. Durante dos décadas, Pakistán ha recibido millones de dólares de ayuda de la OIEA para mejoras operacionales y de sistemas de control para sus reactores protegidos al mismo tiempo que estaba construyendo y operando reactores del mismo diseño sin proteccion para su programa militar.

En conjunto, estas medidas podrían persuadir a Pakistán de abandonar su oposición a las negociaciones destinadas a poner fin a la producción adicional de material de bombas nucleares y ayudar a reducir la costosa y peligrosa carrera armamentista del Sur de Asia.

 

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