26 abr 2011 | Fuente El País con comentarios de NPSGlobal Hace veinticinco años, un 26 de Abril de 1986, explotaba a primeras horas de la mañana el reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl, arrojando a la atmósfera 6,7 toneladas de material reactivo del núcleo. En el cuarto de siglo transcurrido desde entonces, la central nuclear ucraniana y los 200.000 kilómetros cuadrados que la rodean siguen siendo una cuestión pendiente.
Luego de seis meses de transcurrido el accidente quedó terminada la construcción de un “sarcófago” de hormigón alrededor del reactor. Cerca de medio millón de metros cúbicos de hormigón y más de 17.000 toneladas de estructuras metálicas fueron utilizados en tal obra de ingeniería para contener la radiación que emiten las cerca de 185 toneladas de combustible del reactor siniestrado. El sarcófago fue diseñado para una vida útil de 30 años, pero el hecho de que algunas de sus estructuras maestras se apoyen en los cimientos de la unidad generadora dañada suscita dudas sobre su solidez. Según expertos, el desmoronamiento de la instalación tendría consecuencias aun más graves que la trágica explosión de 1986.
La central de Chernobyl con todos sus reactores, se cerró definitivamente en el año 2000 y la prioridad ahora es construir una gran estructura alrededor del reactor número 4 antes de que el sarcófago sea demasiado inestable. El consorcio francés Novarka es el encargado de la construcción de un “nuevo sarcófago” que sea más seguro. La idea data de un proyecto gestionado por el Banco de Reconstrucción y Desarrollo (BERD). Consiste en hacer un enorme arco de acero de 105 metros de alto junto al reactor y desplazarlo hasta cubrir el sarcófago dañado. Dentro de esta estructura se podrá entonces trabajar con grúas robóticas para desmantelar el sarcófago y parte del reactor, si se logra tener a punto este dispositivo para 2015.
El problema del financiamiento de tal obra de infraestructura esperaba ser resuelto en la Conferencia de donantes celebrada en Kiev durante el aniversario de Chernobyl, en la cual se reunieron 550 millones de los 740 requeridos. Gran parte de la financiación del proyecto corre por cuenta de países y organizaciones donantes, como la Comisión Europea y el G8. La UE aporto 110 millones de euros; la contribución de EEUU fue de 87 millones de euros; Francia confirió 47 millones, Rusia 45 millones, y Alemania 42,2 millones de euros. Pero de los 40 países reunidos en la Conferencia de donantes, sólo 28 han acudido a la llamada de socorro. Países como España, Canadá, Brasil, Italia y México no han tomado aun la decisión de participar con una contribución. Japón, uno de los cinco principales donantes históricos, se excusó debido que está atravesando su propio accidente nuclear. Otros países si se han puesto en gasto a pesar de su sensible situación económica, como Grecia que anunció una contribución de 100.000 euros. Al parecer, la crisis económica mundial le ganó al pánico nuclear resucitado por el accidente de Fukushima.
Durante la conferencia, el presidente Viktor Yanukovich se manifestó a favor del desarrollo del sector atómico aunque exhortando a reforzar su seguridad. También reiteró su compromiso de eliminar para abril de 2012 los restos de uranio enriquecido que Ucrania aún tiene como herencia de la URSS. Actualmente Ucrania produce el 50% de su electricidad en centrales nucleares y no pone en cuestión su orientación pro-nuclear, pero es bueno que establezca la necesidad de instituir estándares de seguridad comunes y más estrictos para asegurar el debido desarrollo de la energía atómica en el mundo, evitando al mismo tiempo funestas consecuencias. Esta idea generó un amplio consenso y sería un gran paso para dar soluciones globales al problema de almacenamiento de residuos nucleares. Volver |