Cambio de Régimen de Seguridad Nuclear |
FMWG (Fissile Materials Working Group) publicado en el Bulletin of the Atomic Scientists
Irma Argüello – Presidente de la Fundación NPSGlobal Septiembre 2011 | Bulletin of the Atomic Scientists
Casi ningún país del mundo rechazaría una invitación para unirse a una declaración conjunta que reconozca al terrorismo nuclear como una de las mayores amenazas para la seguridad global. Sin embargo, definir una visión común sobre cómo plantear medidas prácticas para prevenir el terrorismo nuclear no es tan fácil. Siempre ha sido difícil pasar de las declaraciones a los hechos cuando de seguridad nuclear se trata.
El término "seguridad nuclear" cubre una vasta franja de temas, que incluye la prevención, detección y respuesta a actos delictivos que involucran materiales nucleares, radioactivos e instalaciones relacionadas. Como es de esperar, una compleja constelación de instrumentos internacionales - en su mayoría voluntarios y no vinculantes – son utilizados para intentar reducir los riesgos del terrorismo nuclear y prevenir el tráfico ilícito de materiales nucleares y tecnología. Para nombrar sólo algunos: ?La Convención sobre la Protección Física de Materiales Nucleares (CPPNM), vigente desde 1987. ? La Convención Internacional de 2005 para la Supresión de Actos de Terrorismo Nuclear (ICSANT). ? El Código de Conducta en Seguridad Radiológica y Seguridad Física de Fuentes Radioactivas de 2003 y su suplemento Directrices sobre la Importación y Exportación de Fuentes Radioactivas de 2004. ? La Resolución 1540 del Consejo de Seguridad de la ONU, de 2004, que insta a los estados a tomar medidas "adecuadas y efectivas” para prevenir el terrorismo y la proliferación. ? La Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001. ? La Resolución 1887 del Consejo de Seguridad, de 2009, que evalúa las amenazas a la seguridad global derivadas del terrorismo. ? La Iniciativa de Seguridad en la Proliferación de 2003 (PSI), que se enfoca en la interdicción de materiales sospechosos relacionados con armas de destrucción masiva, durante el transporte. ? (El G-8 Global Partnership) de 2002, que utiliza la recaudación de fondos para apoyar proyectos de seguridad, desarme y no-proliferación. ? La Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear, de 2006 (GICNT), que se focaliza en el intercambio de información.
La integración de estas herramientas, junto con las leyes propias de cada nación, conforman el actual Régimen de Seguridad Nuclear - un régimen con esfuerzos e iniciativas superpuestas, una carga burocrática abrumadora, un ámbito de compromisos no vinculantes, desafíos a la eficiencia, carencia de autoridad para tratar las transgresiones, y falta de consenso en temas clave (como los derechos de soberanía versus el control multilateral). Entonces, dada la dimensión enorme del complejo de seguridad nuclear, cuán internamente coherente es el régimen? Más importante aún, puede el régimen actual hacer frente a los desafíos presentes y futuros? En pocas palabras, no. El actual Régimen de Seguridad Nuclear necesita urgentemente evolucionar hacia una Arquitectura de Seguridad Nuclear de alto desempeño. Mientras que el régimen actual intenta gestionar las amenazas de seguridad nuclear con diversas herramientas y variados esfuerzos legislativos, la arquitectura de seguridad nuclear sería el resultado de un ejercicio estratégico sistémico para integrar todas las medidas actuales y hacerlas aptas para enfrentar las necesidades futuras. El nuevo diseño cerraría las brechas, eliminaría debilidades, y daría prioridad a la eficiencia. Dicha transición no será fácil: Se requiere una fuerte voluntad política, consenso, y una base técnica sólida. El primer paso será el más difícil: convencer a la comunidad global - cada nación - de la cruda realidad de que los inmensos peligros que suponen las amenazas nucleares afectan a todo el planeta (un concepto no aceptado en todas partes). Sólo entonces podrán los beneficios de la arquitectura de seguridad nuclear ser plenamente efectivos - beneficios que, a diferencia del régimen actual, serían compartidos por todos los países y no sólo por unos pocos. Los puntos requeridos para lograr una nueva arquitectura en seguridad nuclear con consenso global pueden ser reducidos a unos pocos conceptos básicos. Algunos de ellos derriban prácticas mantenidas por largo tiempo, y constituyen un impulso hacia un nuevo orden mundial en la materia: ? Debe definirse una visión estratégica de largo plazo y un propósito claro para la seguridad nuclear. ? Todos los países deben ser incluidos con el fin de llegar a una comprensión fundamental y universal en temas de seguridad. ? El diseño – basado en iguales deberes e iguales beneficios - tiene que ser abarcativo y cubrir todas las expresiones del riesgo nuclear: los materiales nucleares, las fuentes radioactivas, y las instalaciones relacionadas. ? Las herramientas actuales han de ser transformadas en un nuevo conjunto de instrumentos más simples, que se centren en la implementación más que en el mero reporte. ? El modelo tiene que ser dinámico y lo suficientemente flexible como para que concuerde con la evolución de las amenazas futuras. ? La arquitectura maximizará la participación activa de todos los países, con incentivos y oportunidades. ? Los fondos disponibles deben utilizarse para reorientar a los países con déficits sociales, económicos y tecnológicos.
Un diseño evolucionado en seguridad nuclear requiere ser gradualmente implementado gradualmente para preservar lo mejor del actual régimen, al mismo tiempo que se incorporen nuevos elementos para cerrar brechas y corregir redundancias. La nueva arquitectura de seguridad nuclear deberá concentrarse en especial en: ? La reducción de los actuales inventarios de físiles, incrementando los procesos para transformar el uranio altamente enriquecido en uranio de bajo enriquecimiento (downblending), y suspendiendo la producción de uranio altamente enriquecido y la separación de plutonio. ? La implementación de standards universales de protección de las fuentes e instalaciones. ? La definición e intercambio de mejores prácticas. ? La diversificación de los roles gerenciales y comerciales entre países. ? La re-evaluación del papel de las organizaciones multilaterales. ? Un estudio de las posibles soluciones regionales para resolver los aspectos tácticos de la implementación. ? La participación activa de grupos de expertos y otros actores sociales para reforzar la actividad gubernamental.
Durante un tiempo, el mundo de la seguridad nuclear pareció estar en camino hacia un cambio contundente. La Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en abril de 2010 en Washington DC, auspiciada por el presidente Barack Obama, fue fundamental para posicionar el tema como prioridad en la agenda internacional. La conferencia, que reunió a los principales líderes de 47 estados y de tres organizaciones multilaterales, tuvo por objetivo mejorar la cooperación internacional para prevenir el terrorismo nuclear, focalizándose en asegurar los materiales nucleares y combatir el tráfico ilícito. Los resultados de la cumbre - un Comunicado y un Plan de Trabajo - presentaron un acuerdo acerca de qué hacer y cómo hacerlo. El objetivo de asegurar todos los materiales vulnerables en cuatro años resultó como una especie de leitmotiv desde el principio - aunque muchos consideran que es imposible de alcanzar. Otros compromisos incluyeron la conversión de reactores de uso civil de uranio altamente enriquecido a uranio de bajo enriquecimiento y la entrada en vigor de la enmienda a la Convención de Protección Física de Materiales Nucleares, que refuerza sus provisiones. Mientras tanto, el Plan de Trabajo se focalizó en la mejora y universalización de las medidas existentes. La buena voluntad palpable a lo largo de la Cumbre internacional, incluso condujo a declaraciones conjuntas, y compromisos de reducción de las vulnerabilidades existentes y de ayuda mutua a través de la financiación, asistencia e intercambio de información. En resumen, la Cumbre fue una iniciativa innovadora y exitosa que tuvo un gran impacto en el 2010. Desafortunadamente, el cumplimiento de tales promesas resultó menor que lo previsto, y han surgido discrepancias en las reuniones de seguimiento, incluyendo la antinomia habitual entre los P5 y sus aliados y los no alineados. Ahora, la posibilidad de borrar el impacto decisivo de este valioso esfuerzo es demasiado real. Es hora de romper la lógica destructiva que ha llevado a tanta frustración a la comunidad internacional. Es hora de una arquitectura de seguridad nuclear. Los roles tradicionales y las posturas de sospecha deben ceder el paso a la confianza si la comunidad internacional realmente está dispuesta a abordar la seguridad nuclear de una manera significativa. Los no alineados e independientes deben considerar que no son inmunes a los efectos de un ataque nuclear devastador - no importa dónde éste ocurra - y deben dejar de oponerse de forma sistemática a cualquier avance o iniciativa propuesta. Mientras tanto, los P5 - y especialmente los Estados Unidos - deben ejercer un liderazgo más sutil, mostrando voluntad de ofrecer más oportunidades a más países. Cambios sutiles de actitud pueden ser un potente motor que lleve al éxito en la reducción de las amenazas globales de seguridad nuclear. La Cumbre de Seguridad Nuclear en Seúl, Corea, en marzo de 2012 es una oportunidad para poner estas ideas en práctica. La conferencia debería tener un enfoque más inclusivo e invitar a todo el espectro de los actores con materiales e instalaciones nucleares - incluso aquellos que no asistieron al evento de 2010. La cumbre podría convertirse en una verdadera incubadora estratégica para una arquitectura de seguridad nuclear más racional. Un grupo internacional y multidisciplinario de expertos, interacciones diplomáticas, pensamiento creativo, y propuestas innovadoras que se centren en sinergia, integración y eficiencia podrían llevar a avances reales en materia de seguridad nuclear y no-proliferación.
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