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¿Ha comenzado la Guerra contra Irán?
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TheAtlantic.com, por Michael Hirsch, 5 dic 2011.

Dos incidentes ocurridos el Domingo, el derribo de un avión no tripulado y la explosión en las puertas de la embajada británica en Bahréin, pueden no estar relacionados. Sin embargo, parecen ser evidencia de una operación encubierta por parte de occidente contra Irán, y Teherán estaría tomando represalias más intensas que nunca.

Un recientemente retirado funcionario del gobierno de los Estados Unidos, con acceso privilegiado a información de inteligencia, no negó que estos movimientos se traten de una guerra encubierta por parte de su gobierno, en cooperación con Israel, contra Irán y su programa nuclear, incluyendo el virus de computadora “Stuxnet”, la voladura de instalaciones y el asesinato o secuestro de científicos.

“Es seguro decir que los israelíes están muy activos”, dijo el funcionario, señalando sobre los esfuerzos norteamericanos: “Todo lo que (el candidato republicano) Mitt Romney dice que deberíamos están haciendo, sanciones más duras, operaciones encubiertas, presionar a través de la comunidad internacional, son cosas que en ya se están haciendo”. Aunque las operaciones son secreto de estado, un importante funcionario de la presente administración no negó la existencia de un programa de esas características. Señalando que los Estados Unidos no formaban parte de todas las acciones, refiriéndose a las explosiones en Isfahan y otros lugares, adhirió “no asumiría que todo lo que hacemos está coordinado”.

El ex subsecretario de Estado Nicholas Burns, que supervisó las relaciones con Irán durante la administración de George W. Bush, dijo no poder hacer comentarios en relación a cuestiones de inteligencia, cuando se le preguntó si las acciones recientes formaban parte de un programa iniciado en la administración pasada.

En Septiembre, el jefe de la organización de energía atómica de Irán, Fereydoun Abbasi-Davani, acusó a Gran Bretaña, Israel y los Estados Unidos de conducir ataques hacia él y otros científicos iraníes. “Hace 6 años el servicio de inteligencia británico comenzó a investigar mi pasado, mi familia, los números de mis hijos”, declaró Abbasi-Davani en una conferencia de prensa durante la reunión anual del Organismo Internacional de Energía Atómica en Viena.  Abbasi-Davani, quién habría sido herido por un coche bomba en 2010, dijo que los ataques eran llevados a cabo por Israel con “colaboración de los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos”.

La semana pasada manifestantes iraníes atacaron la embajada británica en Teherán. Dominick Chilcott, embajador británico en Irán, posteriormente dijo que el ataque ocurrió “con el consentimiento y apoyo del estado”. El pasado domingo, el ministro de interior de Bahréin, anunció que una explosión había ocurrido en un vehículo estacionado cerca de la embajada británica. No hubo que lamentar víctimas o daños importantes.

En octubre, funcionarios estadounidenses dijeron que agentes actuando en nombre de la guardia revolucionaria iraní, que ha aumentado su control sobre el régimen en Teherán, estaban involucrados en un plan para asesinar al embajador saudita en Washington en un restaurante. Irán negó estas acusaciones. También el pasado domingo, en lo que podría ser otro efecto de esta intensificación, la agencia de noticias iraní reporto que las fuerzas armadas habían derribado un avión espía no tripulado estadounidense que ilegalmente cruzaba la frontera este del país.

En respuesta al reporte iraní, el comando de la OTAN en Afganistán emitió un escueto comunicado: “El vehículo no tripulado a los que los iraníes hacen referencia podría ser una aeronave de reconocimiento estadounidense que ha estado volando misiones en el oeste afgano la semana pasada. Los operadores del vehículo perdieron control del mismo y están tratando de determinar su status”.

La Casa Blanca negó comentar el hecho, pero los funcionarios no se mostraron particularmente alarmados, sugiriendo que la captura del vehículo no proveería a Irán con información relevante sobre las técnicas o la tecnología de espionaje.

Trita Parsi, presidente del consejo iraní-americano en Washington, que la consecución de incidentes son “partes de una imagen muy preocupante”, en parte porque “los iraníes están aceptando estos asesinatos sin reducir el ritmo de su programa nuclear al punto que resulte aceptable para occidente”. Pero, si las respuestas iraníes aumentan lo suficiente en intensidad, pueden servir “de escusa para una guerra aún más grande” en la que los israelíes, y probablemente los estadounidenses, lancen un ataque a gran escala sobre Irán, advirtió.

Mark Hibbs, experto nuclear del Carnegie Endowment de Alemania, dijo que la intensidad de la guerra encubierta indica que, por el momento, los esfuerzos comunes, israelí-americanos, han tocado su techo. “Si los EE.UU. o Israel estuvieran decididos en eliminar las instalaciones nucleares iraníes, no perderían el tiempo con científicos de esta forma”, argumentó. Sin embargo, recordó que el ataque israelí al reactor iraquí Osirak también estuvo precedido por intentos de asesinato a científicos iraquíes.

Por accidente, o no, los expertos especulan que la guerra encubierta pueda aumentar a una convencional. Matthew Bunn, un investigador en temas nucleares de la escuela de gobierno J.F. Kennedy en Harvard, dijo “Soy menos entusiasta que varios funcionarios de esta administración sobre lo efectivo de todo esto”. Bunn dijo que, en ocasión, ha podido discutir este programa con funcionarios de la administración Obama, y “algunos me han señalado que estas son piezas fundamentales para ralentizar el progreso iraní”.

Él no se muestra favorable a esta postura. “Tomemos a “Stuxnet”. Es posible que mil centrifugas hayan sido detenidas” en manos del sabotaje por un misterioso virus de computadora super sofisticado acusado de haber causado la autodestrucción de importantes partes del programa de enriquecimiento de uranio hace unos años. “Pero Irán tiene mil por encima de las necesarias para obtener uranio altamente enriquecido” necesario para una bomba. Bunn también señala que Irán mantiene a sus científicos clave, como Mohsen Fakrizadeh, señalado como el “Oppenheimer” del programa iraní, escondidos junto con sus instalaciones subterráneas.

Más allá de esto, Mark Hibbs declara que “la mayor preocupación de los expertos es que siguiendo este camino liberemos fuerzas que no podemos controlar”.

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