INFO PUNTUAL, 24 oct 2012.

La falta de diálogo entre Washington y Moscú es hoy uno de los principales obstáculos a la paz y seguridad internacional. Ambas potencias no encuentran la forma de resolver las diferencias. La caída del muro de Berlín borró el aspecto ideológico de la confrontación este oeste pero mantuvo la rivalidad.

Rusia ha vetado toda posible iniciativa en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para una eventual búsqueda de solución a la dramática guerra civil en Siria. También ha advertido en las últimas horas que evitará toda condena a Irán por su programa militar nuclear.

El Canciller de Rusia, Sergei Lavrov, ha señalado que tras la experiencia Libia su país no aceptará ninguna decisión que pueda ser interpretada como una carta patente a una excursión militar sea en Siria o Irán.

Tampoco Rusia da consenso para concluir algunas negociaciones multilaterales relevantes en Naciones Unidas como el Tratado sobre el Comercio de Armas Convencionales al considerar que dicho instrumento podría afectar el flujo de armas que Rusia provee a ciertos Estados y en particular a Siria e Irán.

Lavrov, en recientes declaraciones públicas, negó compartir que Irán intente obtener un arma nuclear y destacó que los desarrollos del programa nuclear iraní solo apuntan a fines energéticos o medicinales. Sin embargo, el Canciller ruso no ha podido justificar la razón por la cual Irán mantiene una planta industrial de uranio enriquecido con un grado de enriquecimiento que no tendría ninguna incidencia directa o indirecta ni en el campo de la electricidad ni en el de la medicina.

En declaración de prensa. Lavrov negó que Rusia haya disminuido su influencia en el Medio Oriente como consecuencia de la primavera árabe. Ese reconocimiento que aun mantiene presencia política en la región, convierte a Rusia en responsable directo por no encontrar soluciones diplomáticas a dos crisis que tienen al mundo al borde de una eventual guerra.

¿Cuál es el verdadero interés de Moscú para mantener esa actitud? De declaraciones del Presidente Vladimir Putin parecería haber solo una y es la resistencia rusa a la instalación del escudo antimisiles que Estados Unidos insiste en emplazar en el Mediterráneo y que Rusia considera que solo está dirigido a contrarrestar la capacidad de sus fuerzas estratégicas. De ser el caso, el dialogo entre Moscú y Washington es cada día más importante y urgente por cuanto incide en todas las otras áreas de confrontación que mantiene hoy al mundo al filo del precipicio.

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