Propuesta de mediación de Brasil por el caso Irán levanta controversias |
Irma Argüello, NPSGlobal, 9 may 2010 Días atrás el Ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Celso Amorim, dijo que Brasilia estaría lista a ayudar a resolver la disputa sobre el programa nuclear de Irán de manera pacífica y apropiada. Irán dio a entender que aceptaría ese rol, lo cual despertó agudos comentarios en la Casa Blanca y en Paris, entre otros. Se sostiene que Irán estaría aprovechándose de la gestión del presidente Lula, y de su buena fe, sólo para ganar tiempo. La controversia también se extiende a Brasil, donde hay sectores que preferirían que el país no se involucre en tales empresas. El punto es si el deseo de Brasil de jugar en primera línea internacional lo llevará o no a dar pasos en falso. Y en verdad, dada la coyuntura y los actores, el riesgo es alto. "Brasil está interesado en ser parte de una apropiada solución de asunto nuclear de Irán", dijo Amorim durante una conferencia de prensa conjunta con su contraparte iraní, Manouchehr Mottaki, en Teherán durante su visita oficial del martes 27. En un encuentro en el Parlamento Europeo, el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, remarcó la ironía que representa que después de la caída de la Cortina de Hierro y de la desaparición de las amenazas de destrucción mutua del las superpotencias, una nueva corrida armamentista venga a surgir en una de las regiones más inestables del planeta. El caso es que el programa nuclear de Irán viola aspectos fundamentales de los compromisos adquiridos dentro del Tratado de No Proliferación nuclear en materia de salvaguardias, cosa que ha sido reiterada en el tiempo y debidamente investigada y probada por el OIEA... y de ahí también las sanciones reiteradas. A todas estas voces se unió la del Canciller de Francia Bernard Kouchner, quien declaró en un reportaje para el diario brasileño O Globo que, refiriéndose a sí mismo respecto de Lula, "que sabe que los iraníes lo van a embromar". El funcionario francés agregó que la idea de depositar el uranio en Brasil o Turquía no es mala, sólo que en su criterio, no es verdad que se pueda concretar. Sin embargo el Canciller aclaró que la falla no es de Lula, a quien calificó como sincero en sus intenciones, sino de los iraníes que "no lo son". Su opinión la justifica en muchas experiencias anteriores en las cuales Irán se sentó a negociar y no se produjo ningún avance. En declaraciones del día de ayer, Lula minimiza la declaración de Kouchner y vuelve a defender el diálogo con Ahmadinejad. Muchos en Brasil, y también en Argentina, su socio natural en temas nucleares, preferirían que la orientación de las relaciones internacionales brasileras evite llevar al citado país hacia zonas peligrosas de las que es difícil retornar. Muchos pensamos que Brasil debería itentar incrementar su peso y reconocimiento internacional por otros medios, que no pongan ni siquiera en mínimo riesgo las credenciales internacionales que la región ha logrado en materia nuclear. En este sentido, lo principal es que cualquier intervención de Brasil no sea leída como un apoyo explícito a regímenes transgresores o como una forma de impedir que la comunidad internacional se proteja como pueda de las futuras consecuencias de tales transgresiones. El mencionado antes es un gran desafío para el presidente Lula y su equipo, pero no el único: esta administración brasilera, en los últimos meses de gestión -habrá elecciones en noviembre- debería demostrar en la práctica la suficiente experiencia y capacidad como para que, más allá de lo declaratorio, a partir de su intervención salga algún logro positivo. Es decir, un resultado que ayude a reducir la tensión nuclear derivada de la evolución cuestionable del programa nuclear de Irán, sin legar a sus sucesores la pesada carga de un intento fallido, o de un efecto opuesto al buscado. Fuentes Theran Times, 28 abr 2010. |