Tras varios años de arduas negociaciones y duros enfrentamientos, Estados Unidos decidió abandonar el proyecto para instalar un escudo antimisiles en Europa, lanzado a mediados de 2006 por el entonces presidente George W. Bush.

La decisión se dio a conocer hoy públicamente por Jan Fischer, primer ministro de la República Checa, uno de los países implicados en el plan de Washington, después de que éste reciba la noticia de su par estadounidense Barack Obama.

El mandatario norteamericano había ordenado que se reexamine el proyecto de su predecesor, oficialmente destinado a contrarrestar las amenazas procedentes de países como Irán.

El controvertido proyecto que generó múltiples cortocircuitos en las relaciones bilaterales de Estados Unidos con otros países, preveía el despliegue en territorio polaco de diez bases de misiles interceptores, con el objetivo de evitar posibles ataques balísticos provenientes de Irán.

El plan estadounidense también apuntaba a instalar en la República Checa un radar para suministrar los datos necesarios para el derribo de misiles de países enemigos como Irán o Corea del Norte.

En ese sentido, el mayor enfrentamiento se produjo con Rusia, dada la férrea oposición del Kremlin a la instalación de este escudo. A pesar de que la Casa Blanca siempre afirmó que el objetivo de este sistema de defensa sería poder interceptar un eventual ataque con misiles desde Medio Oriente, el Kremlin manifestó en varias ocasiones que en realidad buscaría neutralizar el poderío militar ruso.

El lugar elegido por los norteamericanos para instalar esa base había sido Redzikowo, un pueblo del norte de Polonia, situado apenas a 200 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, desde el cual las baterías soviéticas apuntaban sus misiles hacia Occidente en la época de la Guerra Fría. Esta habría sido la primera instalación militar estadounidense en un país del antiguo bloque comunista.

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