Qué papel juegan los carteles de México en la narco-violencia en Argentina? |
InSight Crime, 7 nov 2013. Argentina es ahora una fuente de precursores químicos para los carteles mexicanos, lo que plantea la pregunta de si estas organizaciones narcotraficantes transnacionales están alimentando la violencia y la intimidación en el epicentro del tráfico de drogas del país: Rosario. Rosario, la tercera ciudad más grande de Argentina, ubicada en la provincia de Santa Fe, es mejor conocida como el lugar de nacimiento del jugador de fútbol superestrella Lionel Messi, y el revolucionario "Che" Guevara. Recientemente ha ganado notoriedad como la nueva capital de la droga de Argentina. Si, como afirma el ministro de Seguridad de Buenos Aires, el país está entrando en una "guerra" contra el narcotráfico, entonces Rosario es el primer frente de batalla. En los últimos años, a medida que Rosario se ha convertido en un punto, cada vez más importante, de producción y tránsito de drogas, vinculadas a los carteles mexicanos, la violencia en la ciudad también ha ido en aumento. Ha habido más de 1.000 asesinatos vinculados al narcotráfico en la ciudad desde 2004, cuando la cifra anual de homicidios relacionados con las drogas era de sólo 70 -una cifra que en 2012 se había elevado a 160-. En los últimos meses la situación ha llegado a un punto crítico. La ciudad superó hace un tiempo el total de homicidios registrados en 2012, con 182, y registró elhomicidio número 200 el 2 de noviembre. Recientemente, la ciudad también ha sido testigo de campañas de intimidación dirigidas a funcionarios judiciales, miembros de las fuerzas de seguridad y políticos, las cuales culminaron en octubre con un ataque contra la residencia del gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, durante el cual cuatro personas dispararon contra el edificio. Tras el ataque, el juez involucrado en la investigación recibió un mensaje de texto amenazando a Bonfatti y a otros funcionarios públicos. El aumento de la violencia coincide con un pico exponencial en la actividad del narcotráfico en la ciudad. Entre 1973 y 1988, las autoridades de Rosario incautaron un total de sólo tres kilos de cocaína, según Clarín. En 2012, el total fue de 400 kilos. Análisis de InSight Crime El aumento de la violencia en Rosario se debe, en parte, a una mayor competencia entre varias organizaciones criminales locales, incluyendo "los Monos", dirigida por la familia Cantero, y "los Garompas", así como otros grupos más pequeños. Los expertos locales insisten en que estos grupos se asemejan más a pandillas callejeras que a carteles, y que carecen de la organización y el poder de las redes criminales en los países con papeles más establecidos en el tráfico de drogas, como Colombia y México. No obstante, las organizaciones narcotraficantes transnacionales también han establecido una presencia firme en Argentina. Al parecer, los narcotraficantes colombianos han echado raíces en Rosario, y la policía ha indicado que la Oficina de Envigado está detrás de gran parte del comercio de la droga; mientras que los carteles mexicanos, en especial el Cartel de Sinaloa, tienen antiguos intereses en el país. Hasta hace poco, la violencia asociada al narcotráfico era mínima y las redes criminales que estaban tras ella mantenían un bajo perfil. Sin embargo, el incremento en las actuales tasas de homicidio, la aparición de grupos más grandes y los ataques y amenazas contra los funcionarios públicos, son todos indicios de que las organizaciones han aumentado la confianza en su poder y no tienen miedo a utilizar tácticas de intimidación, incluso contra objetivos de alto perfil. Estos métodos están en consonancia con las tácticas preferidas de las grandes organizaciones narcotraficantes en otros países, y es probable que estén relacionados con la propagación del crimen organizado transnacional -ya sea directamente o como resultado de la competencia por los mercados, que crea su presencia-. Y aunque el crecimiento de las exportaciones de cocaína de Argentina y de un gran mercado doméstico de la cocaína pueden explicar gran parte de estos mercados, es el papel del país en el comercio de los precursores químicos, en particular, lo que ha atraído a muchas de estas organizaciones al país. Los carteles mexicanos, principalmente el Cartel de Sinaloa, se han estado moviendo hacia Argentina desde mediados de la primera década del siglo XXI, cuando el país se convirtió en un importante centro de abastecimiento para los productos químicos empleados en la producción de cocaína y metanfetaminas. El creciente mercado de metanfetaminas, tanto en Latinoamérica como en todo el mundo, ha hecho que estas drogas sean una fuente importante de ingresos para los carteles, y Argentina se ha convertido en un eslabón crucial en la cadena de suministro. Durante años, Argentina fue un territorio abierto para los individuos y los grupos que buscaban importar cantidades industriales de efedrina, pseudoefedrina y otros precursores químicos utilizados para producir drogas como la cocaína y las metanfetaminas. El país contaba con restricciones mínimas a las importaciones de estos productos químicos, permitiendo el acceso a un suministro casi infinito de precursores, a los posibles fabricantes de drogas. Los gobiernos de, primero, Néstor Kirchner y, luego de su esposa y sucesora, Cristina Fernández de Kirchner, estuvieron poco dispuestos a regular este comercio -como era de esperarse dado que era la fuente de gran parte de la financiación de sus campañas-. Las compañías farmacéuticas fueron algunos de los mayores donantes de la campaña de los Kirchner, particularmente durante la campaña presidencial de Cristina Kirchner en 2007, según un informe de 2013 de Douglas Farah del International Assessment and Strategy Center (IASC, pdf). La campaña de Kirchner y su partido recibieron casi un tercio de las donaciones de campaña declaradas públicamente -unos US$1,5 millones-, de personas vinculadas a las empresas farmacéuticas, con rumores de estar afiliadas a carteles. Las acusaciones son que los socios locales del Cartel de Sinaloa financiaron una gran parte de la campaña de Fernández, jugando un papel importante en su victoria. Sin la supervisión y la poca presión por parte del gobierno, los precursores químicos inundaron al país. Según los datos de su comercio citados en el reporte de IASC, en 2008 Argentina importó 22,5 toneladas métricas de precursores en 57 cargamentos -aunque la industria farmacéutica legal sólo necesitaba de 0,8 a 1,2 toneladas de efedrina para su uso anual total. Muchos de los envíos fueron facilitados desde México por el principal actor del Cartel de Sinaloa, Zhenli Ye Gon, quien aprovechado sus contactos en China para pedir grandes cargamentos de efedrina a Argentina, donde fue procesada, la empacó en botellas de vino y la transportó hacia México. Una de las primeras señales claras de la magnitud de la presencia mexicana en el comercio de drogas ilegales argentino se produjo en julio de 2008, cuando las autoridades descubrieron un importante laboratorio de drogas en el barrio Ingeniero Maschwitz de Escobar, en la provincia de Buenos Aires. El laboratorio, que fue utilizado para producir éxtasis y metanfetaminas, tenía suficientes precursores en el momento de la incautación para crear 200.000 tabletas de metanfetaminas. Diez personas -nueve mexicanos y un argentino- fueron arrestadas en el laboratorio y luego fueron enviadas a la cárcel. Las autoridades siguieron investigando a las personas relacionadas con el comercio de metanfetaminas, y en noviembre, la policía arrestó a Mario Segovia, apodado el "Rey de la efedrina", en su lujosa casa de Rosario. Segovia fue el responsable de transportar más de 8.000 kilos de efedrina desde Ingeniero Maschwitz y otros laboratorios cercanos a Buenos Aires hasta Rosario -muchos de los cuales fueron enviados luego a México, ocultos en cargamentos de azúcar-. Junto con Segovia, la policía también arrestó a Jesús Martínez Espinoza, un ciudadano mexicano quien se cree que es el principal punto de contacto del Cartel de Sinaloa en Argentina. Al mismo tiempo, las consecuencias mortales del tráfico de metanfetamina ya estaban surgiendo en Argentina. Unas pocas semanas después de la redada de Ingeniero Maschwitz, fueron secuestrados y asesinados en Buenos Aires tres de los principales proveedores de efedrina de Argentina con vínculos con el laboratorio, en el crimen de más alto perfil del país asociado con la producción de metanfetamina. Una de las víctimas, Sebastián Forza, era un antiguo empresario farmacéutico que se convirtió en un proveedor efedrina, con un historial de ventas a los carteles mexicanos y al laboratorio de Ingeniero Maschwitz. Sólo unos días antes de la redada del laboratorio, Forza, junto con las otras dos víctimas, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, habían estado negociando compras de efedrina con Rodrigo Pozas Iturbe, otro mexicano detenido en relación con el laboratorio. En medio de la indignación pública tras el triple asesinato, el gobierno de Kirchner comenzó una fuerte campaña, muy publicitada, contra el comercio interno de drogas, con la promesa de frenar la importación de precursores químicos, en particular la efedrina. Los esfuerzos del gobierno parecieron ser de alguna manera efectivos, ya que las importaciones de efedrina de 2009 bajaron a 39 envíos para un total de 14 toneladas métricas (siendo aproximadamente 14 veces la demanda interna legítima), y se redujo a tan sólo 11,8 toneladas métricas en 2010. Por un momento, pareció que los productores se daban a la huida. Lo más probable, sin embargo, era que sólo estaban manteniendo un bajo perfil, ya que las importaciones de efedrina se dispararon de nuevo después de 2010 -a 18,6 toneladas en 2011 y 17,3 toneladas métricas en 2012-. En junio de 2011, Maruba, la empresa de importación argentina a menudo utilizada para enviar precursores, seguía distribuyendo efedrina al puerto mexicano de Manzanillo, en territorio del Cartel de Sinaloa y los Zetas, pese a que el producto químico había sido ilegal en México desde 2008. Mientras tanto, el Cartel de Sinaloa estaba reforzando su influencia en todos los niveles del tráfico de drogas en el país, mientras que incluso se rumoraba que el jefe del cartel, Joaquín "El Chapo" Guzmán, habíaestablecido temporalmente su residencia en Argentina en 2011. El comercio de drogas sintéticas está floreciendo de nuevo en Argentina, con nuevas rutas de suministro de efedrina y productores surgiendo en todo el país, en particular cerca de la capital de Buenos Aires y en el histórico bastión del narcotráfico, Rosario. A principios de septiembre, las autoridades descubrieron lo que el secretario nacional de seguridad llamó "la cocina [de cocaína] más grande detectada en Argentina", en una casa cerca de Rosario, que estaba provista de grandes cantidades de drogas y precursores químicos. A mediados de octubre, en el marco de la "Operación Manzanas Verdes" se capturó una red de vendedores con una diversidad de drogas sintéticas de fiesta por una valor de más de US$15 millones y vínculos con los proveedores ubicados en Rosario. Dada la débil fuerza policial, la corrupción institucional generalizada y la renuencia del gobierno para hacer frente al comercio de precursores, es probable que continúen aumentando, en Rosario y en Argentina en su conjunto, las incautaciones a gran escala, los descubrimientos de los laboratorios y las operaciones contra las redes de tráfico; a medida que los traficantes locales y su patrocinadores internacionales echan raíces. Al hacerlo, la violencia recientemente vista en Rosario se convertirá probablemente en un hecho cada vez más común, tanto en la ciudad como en todo el país. |