La Nación, 17 dic 2008. PARIS.- Una ola de pánico se produjo ayer al mediodía en tienda Printemps-Haussmann, en pleno período de compras navideñas, cuando la policía descubrió cinco cartuchos de dinamita sin detonadores y ordenó evacuar los tres gigantescos edificios de siete plantas, lo que puso en estado de alerta a todo el barrio en el que se encuentran las principales galerías comerciales de París.
En una carta enviada a la agencia France Presse, el misterioso Frente Revolucionario Afgano indicó que había dejado los explosivos, atados con un simple cordón, en los baños de mujeres de la prestigiosa tienda ubicada en el Boulevard Haussmann.
El grupo, desconocido por los servicios de seguridad, exige el retiro de la tropas francesas de Afganistán. Pero, según los expertos, ni el lenguaje ni la metodología corresponden a los usados habitualmente por los extremistas islámicos, y mucho menos por Al-Qaeda.
"Se trata de un grupo totalmente desconocido por todos los servicios de inteligencia", indicó la ministra del Interior, Michelle Alliot-Marie. Para los especialistas en terrorismo, hay tres razones que permiten dudar de la existencia de lazos entre este ignoto grupo y la red liderada por Osama ben Laden.
"La primera es que Al-Qaeda no tiene la costumbre de prevenir antes de golpear. La segunda, que el dispositivo utilizado por ambos es completamente diferente: éste es lo más básico imaginable. Por último, el Frente Afgano no incluye una sola referencia islamista en su misiva, contrariamente a Al-Qaeda", explica Ali Laidi, investigador del Instituto de Investigaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). "El término «revolucionario» no existe en ningún vocabulario islamista. Más bien hace pensar en un grupo laico."
La búsqueda de explosivos interrumpió durante dos horas las actividades en la tienda, en un período en el que unas 100.000 personas hacen allí sus compras navideñas diariamente.
La totalidad del personal fue evacuada de los tres edificios de Printemps y la policía filtró el intenso tráfico que circula por ese boulevard, una de las arterias principales de la capital francesa. En esa avenida también se encuentra otra célebre tienda, las Galerías Lafayette, que recibe 150.000 visitantes diarios.
En una operación sin conexión aparente con el incidente, la policía francesa arrestó ayer a siete jóvenes sospechosos de tener lazos con movimientos extremistas islámicos.
El presidente Nicolas Sarkozy llamó ayer a la vigilancia en el Parlamento Europeo, donde pronunciaba su último discurso como presidente pro témpore de la Unión Europea. "La vigilancia frente al terrorismo es la única actitud posible porque, desgraciadamente, todo puede suceder. Y firmeza, porque no se transige con los terroristas. Se los combate", declaró.
Advertencia
Los expertos piensan que el episodio de Printemps puede constituir una advertencia, ya que todo fue hecho para permitir el hallazgo de los explosivos. El texto de la reivindicación afirma que no se trata de una broma: "Hagan llegar este mensaje a su presidente: que retire sus tropas de nuestro país [por Afganistán] antes de febrero de 2009. De lo contrario, volveremos a pasar a la acción en sus grandes tiendas capitalistas y, esta vez, sin advertencia".
Francia fue blanco del terrorismo internacional en varias ocasiones. Bombas reivindicadas por el grupo terrorista Hezbollah estallaron en Printemps y en las Galerías Lafayette en 1985 y dejaron 43 heridos. Más de una docena de personas murieron en París entre 1980 y 1990 por los atentados de grupos terroristas de Medio Oriente y Argelia. El último gran ataque fue en 1996, cuando ocho personas murieron y unas 200 resultaron heridas en atentados perpetrados por islamistas argelinos contra estaciones de subte y sitios turísticos de la capital.
El mes pasado, en un mensaje difundido por la cadena de televisión Al-Arabia, un grupo talibán amenazó con lanzar ataques en París si Francia no retiraba sus 2785 militares de Afganistán. En agosto, 10 soldados franceses murieron y otros 21 fueron heridos en una emboscada talibana cerca de Kabul. Ese fue el ataque más sangriento contra tropas extranjeras desde la caída de los talibanes, en 2001. Desde entonces, el apoyo de los franceses a la presencia de sus militares en ese país se derrumbó. Volver |