La Nación, 22 may 2009. Agentes federales arrestaron anteanoche a cuatro hombres que, según las autoridades, planeaban detonar bombas en dos sinagogas de la ciudad de Nueva York y derribar aviones en una base militar de Newburgh con explosivos y misiles guiados falsos, entregados por un informante del FBI que había infiltrado la supuesta banda de terroristas un año atrás.
"Estos son hombres extremadamente violentos. Representan un grave riesgo para la comunidad. Estaban ansiosos por aprovechar cualquier oportunidad para matar a judíos", destacó el fiscal adjunto Eric Snyder, al presentar ayer en una corte federal los cargos de conspiración para usar armas de destrucción masiva, por los que los acusados enfrentan condenas de prisión perpetua.
Había sido justamente en la cárcel donde se conocieron los cuatro hombres residentes de Newburgh: los estadounidenses James Cromitie, David Williams y Onta Williams, y el haitiano Laguerre Payen. Todos ellos son fervientes musulmanes y tienen un largo prontuario por venta de drogas. Según el fiscal, el informante del FBI los había grabado diciendo que era una lástima que el mejor blanco de ataque, el World Trade Center, ya hubiese sido destruido en 2001. "Expresaron que querían involucrarse en la jihad [guerra santa]. Estaban muy molestos por lo que sucede en Afganistán y Paquistán, por los musulmanes que mueren allí", señaló el comisionado de policía de Nueva York, Raymond Kelly.
A falta de las Torres Gemelas, hace dos meses eligieron atacar el Templo Riverdale y el Centro Judío Riverdale, ambas sinagogas en el distrito del Bronx, y derribar aviones militares en la base de la Guardia Nacional en Newburgh, localidad unos 110 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. De acuerdo con las autoridades, los acusados no tenían vínculos con organizaciones terroristas extranjeras.
"Esto dice mucho de nuestra preocupación por el terrorismo interno", apuntó Kelly. "Para nosotros existen tres niveles: la central de Al-Qaeda, los afiliados a Al-Qaeda y la amenaza de grupos radicales musulmanes domésticos, que es la más difícil de encarar", explicó. Según el FBI, los acusados fueron detenidos después de haber colocado lo que ellos pensaban que eran explosivos plásticos en las dos sinagogas del Bronx y cuando se preparaban para dirigirse a la base militar de Newburgh con un lanzacohetes Stinger falso. Desde allí planeaban hacer estallar las bombas a control remoto. La operación fue desbaratada gracias a que, desde junio del año pasado, el grupo había sido infiltrado por un informante del FBI que los conoció en la mezquita Masjid al-Ikhlas, en Newburgh, a la que los acusados asistían, aunque no eran miembros devotos, según aclaró el imán del templo, Salahuddin Mustafa.
El informante infiltrado del FBI empezó allí a socializar con los feligreses y a hablar de la guerra santa. Aunque la gran mayoría de los fieles mantuvo la distancia, los cuatro acusados fueron los que, al parecer, cayeron en la trampa.
Del misterioso informante lo único que se reveló es que coopera con las autoridades desde 2002, cuando se declaró culpable de fraude y fue sentenciado a cinco años de cárcel, que habría evitado gracias a su acuerdo con el FBI.
El desbaratamiento de esta presunta célula terrorista doméstica (la primera descubierta durante el gobierno de Barack Obama) llega una semana después de que un jurado de Florida encontrara culpables de conspiración a cinco criminales de Miami que en junio de 2006 fueron arrestados acusados de planear volar la Torre Sears de Chicago y atacar oficinas del FBI en la misma ciudad. Esa célula también había sido infiltrada por el FBI. Ahora enfrentan penas de entre 30 y 70 años de cárcel. Volver |