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Un programa holandés reveló fallas de seguridad en un vuelo con destino a EE.UU.
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La Nación, 8 mar 2010.

Dos meses después del frustrado atentado en un avión estadounidense que viajaba de Amsterdam a Detroit, un periodista holandés logró introducir explosivos falsos en un avión en el que voló de la capital holandesa a Washington con escala en Londres, según reveló el protagonista.

Alberto Stegeman, conocido reportero de televisión por este tipo de investigaciones, aseguró haber pasado todos los controles de seguridad del aeropuerto Schiphol de Amsterdam con un litro de fluidos en su equipaje de mano.

"Sigue siendo muy fácil introducir una bomba en un avión", advirtió ayer durante la emisión del programa Undercover Nederland, del canal holandés SBS6.

Para llevar a cabo dicha acción aprovechó ciertos lagunas en la seguridad de las tiendas Duty Free de Schiphol. Uno de los miembros de su equipo compró una botella de alcohol en esa zona sin llegar a tomar el avión para el que había sido facturado.

Después, la botella fue rellenada por otro tipo de líquido que "podía haber sido en todo momento explosivo". Entonces, Stegeman se la dio al vendedor de la tienda, el cual no percibió nada y la precintó como es requerido.

De este modo, Stegeman, a pesar de ser reconocido por algunos trabajadores, pues su programa es muy seguido en Holanda, pudo pasar los controles de seguridad. En algunas zonas del aeropuerto de Schiphol las tiendas Duty Free están después del control de pasaportes pero antes del de seguridad de la puerta de embarque.

El aeropuerto de Schipol ya había sido noticia la pasada Navidad, cuando un hombre introdujo un explosivo en un vuelo de la compañía estadounidense Delta con la intención de hacerlo estallar durante el aterrizaje en Detroit.

Sin embargo, varios pasajeros y miembros de la tripulación lograron detener a Omar Faruk Abdulmutallab, el joven nigeriano de 23 años que intentó hacerse estallar la aeronave.

Después de ese fallido intento, Schiphol fue el primer aeropuerto del mundo en introducir los llamados escáners corporales para el control rutinario de pasajeros que viajan a Estados Unidos.

 

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