Fundación NPSGlobal, 7 mar 2011
Se ha publicado un nuevo artículo de opinión de los prominentes ex funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, Kissinger, Shultz, Perry y Nunn. El artículo, dedicado a la disuasión, da continuidad a la saga iniciada en 2007 con Un mundo libre de armas nucleares, cuyas ideas se considera han inspirado a líderes mundiales incluyendo a Obama. Los cuatro ex-funcionarios se han unido para dar a conocer su visión en el llamado Nuclear Security Project, organización partner internacional de la Fundación NPSGlobal.
Disuasión en la era de la proliferación nuclear
Wall Street Journal| 7 de mar 2011 I Link al artículo original (en inglés)
Desde que ha habido guerras, han habido esfuerzos para disuadir acciones que una nación considera amenazantes. Hasta hace poco, esto significaba construir un aparato militar capaz de intimidar al adversario, vencerlo o hacer su victoria más costosa que las ganancias proyectadas.
El advenimiento del arma nuclear introdujo factores enteramente nuevos. Fue posible, por primera vez infligir al comienzo de una guerra las máximas bajas. La doctrina de la mutua destrucción asegurada representó esta realidad. La disuasión basada en las armas nucleares, en consecuencia, tiene tres elementos:
- Es importante desde el punto de vista psicológico, dependiendo de cálculos para los cuales no hay una experiencia histórica. Es entonces, precaria.
- Es devastadora. Un intercambio nuclear irrestricto entre superpotencias podría destruir la civilización que conocemos en días.
- La mutua destrucción asegurada levanta enormes inhibiciones contra el empleo de las armas.
Desde el primer uso de las armas nucleares contra Japón, ni las superpotencias, ni ningún otro país ha usado armas nucleares en una guerra. Una brecha se abrió entre el elemento psicológico de disuasión y los riesgos que la mayoría de los líderes estaban deseando tomar. Los dirigentes de defensa de los Estados Unidos hicieron serios esfuerzos para poder dar al presidente opciones más flexibles para el uso nuclear sin llegar a la aniquilación. Nunca resolvieron el problema, y siempre se reconoció que Washington y Moscú tenían las llaves para escaladas impredecibles y potencialmente catastróficas.
Como resultado, la disuasión nuclear fue útil para prevenir sólo los escenarios más catastróficos que habrían amenazado nuestra supervivencia. Pero incluso con el despliegue de miles de armas nucleares en ambos lados de la Cortina de Hierro, los movimientos de la Unión Soviética hacia Hungría en 1956 y hacia Checoslovaquia en 1968 no fueron disuadidos. Ni tampoco las numerosas crisis que involucraron Berlín, incluyendo la construcción del Muro en 1961, ni grandes guerras en Corea y Vietnam ni la invasión soviética de Afganistán en 1979. En el caso de la Unión Soviética, las armas nucleares no previnieron el colapso ni el cambio de régimen.
Hoy, la Guerra Fría quedó casi 20 años atrás, pero muchos líderes y pueblos no pueden concebir la disuasión sin una estrategia de mutua destrucción asegurada. Hemos escrito anteriormente que depender de esta estrategia se está volviendo cada vez más peligroso. Con la propagación de las armas nucleares, de la tecnología, los materiales y conocimientos técnicos, existe un riesgo cada vez mayor de que se utilicen armas nucleares.
No es posible replicar la estabilidad de alto riesgo que prevaleció entre las dos superpotencias nucleares durante la Guerra Fría en un entorno de este tipo. El creciente número de naciones con armas nucleares y diferentes motivaciones, objetivos y ambiciones plantea riesgos muy altos e impredecibles y una inestabilidad creciente.
Entre 1945 y 1991, Estados Unidos y la Unión Soviética fueron diligentes, profesionales, pero también tuvieron suerte de que las armas nucleares nunca fueron utilizadas. El mundo quiere seguir apostando su supervivencia en la continua buena fortuna con un número creciente de naciones nucleares y adversarios a nivel global? Podemos diseñar y aplicar con éxito junto con otras naciones, incluyendo otras potencias nucleares, conceptos cuidadosos y cooperativos para desmontar en forma segura el tigre nuclear a la vez que fortalecer la capacidad para garantizar nuestra seguridad y la de los aliados y otros países considerados esenciales para nuestra seguridad nacional?
Recientemente nosotros cuatro nos reunimos en la Institución Hoover con un grupo de expertos en política para discutir las posibilidades de establecer una forma más segura y más amplia de disuasión y prevención en un mundo donde los roles y los riesgos de las armas nucleares se reducen y finalmente son eliminados. Nuestra conclusión general es que las naciones deberían avanzar juntas con una serie de pasos conceptuales y prácticos hacia una disuasión que no se basen primariamente en las armas nucleares o en la amenaza nuclear para mantener la paz y seguridad internacionales.
El primer paso es reconocer que hay un enorme y nuevo espectro de amenazas a la seguridad global. Estas amenazas incluyen armas químicas, biológicas y radiológicas, el terrorismo catastrófico y la ciberguerra, así como los desastres naturales consecuencia del cambio climático u otros problemas ambientales y las crisis relacionadas con la salud. Para los Estados Unidos y muchas otras naciones, las amenazas existenciales relacionadas con la supervivencia del estado han disminuido, debido en gran parte al final de la Guerra Fría y a que la creciente realización de los intereses comunes superan nuestras diferencias. Sin embargo, un accidente o un error que involucre armas nucleares, o terrorismo nuclear alimentado por la propagación de las armas nucleares, los materiales nucleares y conocimientos nucleares sigue siendo un riesgo muy real. Debe desarrollarse una estrategia efectiva para hacer frente a estos peligros.
El segundo paso es el reconocimiento de que la dependencia de las armas nucleares como el principal elemento de disuasión está alentando, o al menos dando excusas a la propagación de estas armas e inevitablemente erosionará la cooperación esencial necesaria para evitar la proliferación, proteger los materiales nucleares y afrontar efectivamente las nuevas amenazas.
En tercer lugar, los Estados Unidos y Rusia no tienen un fundamento para el mantenimiento de una estructura de disuasión con armas nucleares desplegadas en formas que aumentan el peligro de un uso accidental o no autorizado de un arma nuclear, o incluso un intercambio nuclear deliberado en base a una advertencia falsa. Reducir a los niveles establecidos por el tratado Nuevo Start el número de ojivas nucleares estratégicas vectores desplegados operacionalmente, con verificación, es un paso importante en la reducción de los riesgos nucleares. Mayores reducciones y cambios en la postura de fuerza nuclear que involucren a las dos naciones deben seguir siendo una prioridad. Otros pasos deben incluir las armas nucleares tácticas de corto alcance.
En cuarto lugar, mientras existan las armas nucleares, América debe mantener un arsenal nuclear seguro y confiable principalmente para disuadir un ataque nuclear y asegurar a nuestros aliados a través de disuasión extendida. Hay un límite inherente a las reducciones nucleares de Estados Unidos y Rusia si otros Estados poseedores de armas nucleares incrementan sus inventarios o si surgen nuevas potencias nucleares.
Está claro, sin embargo, que los Estados Unidos y Rusia- habiendo liderado la acumulación nuclear durante décadas — deben seguir liderando la reducción. Los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, junto con Rusia, deben comenzar a alejarse de las posturas de fuerzas amenazantes y de los despliegues incluyendo la retención de miles de armas nucleares de corto alcance del campo de batalla. Todos los despliegues convencionales deben revisarse desde el aspecto de la provocación. Esto hará a Estados Unidos, Rusia y Europa más seguros. También sentará un ejemplo para el mundo.
En quinto lugar, reconocemos que para algunas naciones, las armas nucleares pueden aparecen relevantes para su seguridad inmediata. Hay cierta dinámica innegable en juego — por ejemplo, la aparición de un vecino con armas nucleares, o la percepción de inferioridad en sus fuerzas convencionales,- que si no es reconocida podría llevar a mayor proliferación de armas nucleares y a un aumento del riesgo de que sean usadas. Así, mientras que nosotros cuatro creemos que la dependencia en las armas nucleares para la disuasión se está volviendo cada vez más peligrosa y cada vez menos efectiva, algunas naciones dudarán en llegar a la misma conclusión a menos que se aborden los enfrentamientos regionales y conflictos. Por lo tanto, debemos redoblar nuestros esfuerzos para resolver estos problemas.
Lograr disuasión con seguridad requerirá trabajo por los líderes y ciudadanos sobre una gama de cuestiones, empezando con una comprensión más clara de las amenazas de seguridad, existentes y emergentes. El papel de los medios no-nucleares de disuasión para prevenir eficazmente los conflictos y aumentar la estabilidad en las regiones problemáticas es un tema de vital importancia. Deben ser desarrollados por los Estados Unidos y aliados trabajando en conjunto estrechamente cambios en la disuasión extendida. Conciliar las perspectivas nacionales en cuanto a disuasión nuclear es un desafío, y hay que desarrollar soluciones integrales. Un mundo sin armas nucleares no será simplemente el mundo de hoy menos las armas nucleares.
Las naciones pueden, sin embargo, comenzar ahora avanzar juntas hacia una forma más segura y más estable de disuasión. Los progresos deben lograrse través de una empresa conjunta entre las naciones, reconociendo la necesidad de una mayor cooperación, transparencia y verificación para crear el entorno político global para la estabilidad y una seguridad mutua fortalecida. Garantizar que los materiales nucleares están protegidos en el nivel global a fin de limitar la capacidad de cualquier país para reconstituir armas nucleares, y evitar que a los terroristas adquieran el material para construir una bomba nuclear cruda, es de una máxima prioridad.
Pasar de la mutua destrucción asegurada hacia una forma nueva y más estable de la disuasión con riesgos nucleares decrecientes y una mayor de seguridad garantizada para todas las naciones podría impedir que nuestra peor pesadilla se convierta en realidad, y podría tener un impacto profundamente positivo sobre la seguridad de las generaciones futuras.
El Sr. Shultz fue Secretario de Estado desde 1982 hasta 1989. El Sr. Perry fue Secretario de Defensa desde 1994 a 1997. El Sr. Kissinger fue Secretario de Estado entre 1973 y 1977. El Sr. Nunn es ex Presidente del Comité de Servicios Armados del Senado