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En un nuevo artículo de opinión publicado en el Wall Street Journal, el quinto de la serie iniciada en 2007, George Shultz, William Perry, Henry Kissinger and Sam Nunn plantean que los riesgos nucleares siguen vigentes y que "hoy el ritmo de trabajo en no-proliferación hoy no se ajusta a la urgencia de la amenaza".

Los cuatro prominentes ex funcionarios de los Estados Unidos instan al presidente Obama y a otros líderes mundiales a ocuparse del tema y sugieren medidas para avanzar en la reducción de tales amenazas.



Próximos pasos para reducir los riesgos nucleares

The Wall Street Journal
Henry A. Kissinger, George P. Shultz, William J. Perry y Sam Nunn.


5 de marzo de 2013 | Link al artículo original (en inglés)

 

Todo presidente de los Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha intentado enfrentar los singulares riesgos y desafíos asociados con las armas nucleares. El espectro de una guerra nuclear, accidente, proliferación o terrorismo ha generado esfuerzos serios y sostenidos para controlar, reducir y eliminar riesgos nucleares. Durante décadas, se ha progresado en reducir armas nucleares y en lograr acuerdos internacionales sobre no-proliferación.

Recientemente, nosotros cuatro hemos apoyado dos iniciativas políticas mayores: el Nuevo Tratado Start con Rusia en 2010 ; que ha reducido de forma verificable los inventarios nucleares bilaterales; y las Cumbres de Seguridad Nuclear (Nuclear Security Summits) de 2010 y 2012, que han energizado los esfuerzos globales para asegurar armas nucleares y materiales. Ambas iniciativas son pasos significativos y esperanzadores que se suman a una solida base de logros bipartidarios de muchas décadas. Más notable es que del número de armas nucleares en el mundo hoy es menos de un tercio del total en 1986 en el momento de la Cumbre Reagan-Gorbachev en Reykjavik.

A pesar de estos esfuerzos considerables, los peligros nucleares se mantienen demasiado reales. El progreso tecnológico y la proliferación de armas nucleares hacia otros estados adicionales, se ven agravados por una complacencia peligrosa. Las relaciones bilaterales entre las dos más grandes potencias nucleares, Estados Unidos y Rusia, se han deshilachado, y existen dificultades persistentes para abordar en forma efectiva las amenazas nucleares emergentes de Corea del Norte e Irán, enfatizada recientemente por la explosión de prueba Corea del Norte. Combinado con los peligros de grupos de terroristas suicidas, el creciente número de naciones con armas nucleares y la discrepancia en motivos, objetivos y ambiciones, lleva a riesgos muy altos e impredecibles.

Está lejos de ser verdad que el mundo hoy puede replicar en forma exitosa la disuasión Soviética-Americana de la Guerra Fría de “mutua destrucción asegurada”- la amenaza de imponer un daño inaceptable al adversario. Esto estaba basado esencialmente en un mundo bipolar. Pero cuando un gran y creciente número de adversarios nucleares confrontan múltiples amenazas percibidas, la relativa restricción de la Guerra Fría es difícil de sostener. El riesgo de que falle la disuasión y que se usen las armas nucleares se incrementa en forma dramática.

Los líderes globales le deben a sus pueblos reducir, y eventualmente eliminar, estos riesgos. Incluso durante la Guerra Fría, los líderes de las dos superpotencias buscaron reducir el riesgo de una guerra nuclear. Lo que era posible entre enemigos declarados es imperativo en un mundo con crecientes arsenales nucleares en algunas naciones, múltiples potencias nucleares militares y una creciente difusión de la energía nuclear. Un esfuerzo global es necesario para reducir la dependencia de armas nucleares, prevenir su difusión y finalmente terminar con ellas como amenaza al mundo. Se necesitará liderazgo, enfoques creativos y una comprensión reflexiva de los peligros de la inacción. Resultados de corto plazo sentarán las bases para transformar políticas de seguridad global en el mediano y largo plazo. Nosotros sugerimos cuatro áreas que requieren una consideración urgente:

    1. Asegurar los materiales nucleares para prevenir el terrorismo nuclear catastrófico. Los materiales necesarios para crear una bomba atómica hoy se encuentran almacenados en sitios de 28 países- bastante menos que los más de 40 países de 10 años atrás. Pero muchos de estos sitios no están bien protegidos, dejando los materiales vulnerables al robo o venta a través del mercado negro. Se han tomado importantes compromisos para asegurar los materiales nucleares y mejorar la cooperación durante las Cumbres de Seguridad Nuclear de 2010 y 2012. Estos podrían llegar a mejorar la seguridad para las generaciones futuras. Sin embargo, no hay un sistema global funcionando para rastrear, contabilizar, administrar y asegurar todos los materiales nucleares que puedan ser usados para armas.

      En la próxima Cumbre de Seguridad Nuclear programada para 2014 en los Países Bajos, los líderes mundiales deberían comprometerse a desarrollar un sistema global para la seguridad de materiales integral- incluyendo procedimientos de garantías internacionales- de modo de asegurar que todos los materiales nucleares utilizables para armamentos estén protegidos del acceso no autorizado y del robo.
    2. Cambios en los patrones de despliegue de los dos grandes poderes nucleares para incrementar el tiempo de decisión de los líderes. En la campaña de 2008, el entonces Senador Obama dijo: “Mantener las armas nucleares en un estado de máxima alerta, listas para ser lanzadas en cualquier momento, es un vestigio peligroso de la Guerra Fría. Estas políticas incrementan el riesgo de accidentes o errores de cálculo catastróficos. Voy a trabajar con Rusia para terminar con esas políticas tan anticuadas de forma mutua y verificable”. Los Estados Unidos deberían trabajar con las naciones con armas nucleares en todo el mundo para remover todas las armas nucleares de este estado de máxima alerta en el cual misiles balísticos con ojivas nucleares son desplegados para ser lanzados en minutos. Para poner en marcha esta iniciativa, EEUU y Rusia deberían acordar retirar un porcentaje de sus cabezas nucleares del estado de máxima alerta”- recordando la advertencia de Ronald Reagan de “confiar pero verificar”.

    3. Acciones siguientes al Nuevo Start. El progreso en el campo estratégico ha sido considerable. Washington debería examinar cuidadosamente ir por debajo de los niveles del Nuevo Start en ojivas y lanzadores, incluyendo la posibilidad de coordinar acciones mutuas. Tal curso de acción tiene los siguientes prerrequisitos: a) estricta reciprocidad; b) verificación demostrable; y c) proveer financiación adecuada y estable para las inversiones de largo plazo requeridas para mantener una confianza alta en nuestro arsenal nuclear. También debería ser de alta prioridad consolidar y reducir armas nucleares tácticas de EEUU y Rusia que no están cubiertas bajo el Nuevo Start. Debe reconocerse que como otros estados con armas nucleares están incrementando sus inventarios, o si nuevas potencias nucleares emergen, las reducciones nucleares de EEUU y Rusia enfrentan un límite. Los programas nucleares de Corea del Norte e Irán socaban el Tratado de No Proliferación y plantean una amenaza directa a la estabilidad regional y global. A menos que estos dos estados sean llevados al cumplimiento de sus obligaciones internacionales, sus programas nucleares continuados van a erosionar el apoyo a la no-proliferación y futuras reducciones nucleares.
    4. Sin verificación y transparencia, los acuerdos de seguridad global no podrán ser completados en confianza. EEUU debería lanzar una “iniciativa de verificación” que involucre laboratorios de armas nucleares de EEUU y científicos globales expertos en desarrollar tecnologías esenciales e innovaciones para reducir y controlar las armas nucleares y los materiales. El principio de transparencia fortalecida podría también ser aplicado a las defensas misilísticas siempre en la medida de que no se pongan las capacidades en riesgo. Tomar el liderazgo en fomentar una mayor transparencia genera una importante línea de base para todas las naciones y puede facilitar una futura verificación de material nuclear y del armamento.

      Esta estrategia focalizada en pasos inmediatos podría dar a los líderes una mayor confianza para tomar medidas que mejoren la seguridad en el corto plazo. Podría impulsar posibilidades de apoyo de las legislaturas. Las consultas estrechas con el Congreso son cruciales.

      También necesitamos un nuevo diálogo. En nuestro artículo de opinión de enero de 2007 en estas páginas, identificamos pasos prácticos hacia el objetivo de un mundo libre de armas nucleares. Estos pasos involucrarán a muchas naciones, no sólo las que actualmente tienen posesión de armas nucleares. El progreso requerirá una mayor cooperación. Los Estados Unidos deben trabajar con otros estados clave para establecer una empresa conjunta con objetivos comunes para lograr resultados de corto plazo. Rusia y EEUU, con los mayores arsenales nucleares, tienen una responsabilidad especial al respecto.

  • Coalición de voluntades. Las Cumbres de Seguridad Nuclear pueden proveer de un modelo para que los líderes trabajen para crear una empresa conjunta que generaría una coalición de estados dispuestos para establecer prioridades y conseguir avances en pasos específicos. Se deberían identificar temas esenciales en donde muchas naciones tienen interés, y en donde muchas deban hacer una contribución. Un cronograma para reuniones entre los jefes de estado ayudaría a crear una estructura diplomática para el compromiso, dentro de la cual los ministros de relaciones exteriores, de defensa y otros puedan trabajar conjuntamente entre reuniones de los jefes de estado.
  • Dialogos regionales. Tal empresa conjunta debería incluir y ser reforzada por diálogos regionales. Altos líderes políticos, de defensa y militares deberían explorar con sus contrapartes un conjunto de pasos prácticos en temas centrales de seguridad. La región Euro-Atlántica- un área que incluye Europa, Rusia y EEUU, cuatro estados con armas nucleares y más del 90% de los arsenales- deberá jugar un rol central. China y otros estados clave deberán ser comprometidos en temas multilaterales y dentro de sus propias regiones.

El riesgo continuo planteado por las armas nucleares se mantiene como un problema estratégico global, pero el ritmo de trabajo no se ajusta a la urgencia de la amenaza. Las consecuencias de la inacción son potencialmente catastróficas y nosotros debemos continuar preguntando: Cómo reaccionarán los ciudadanos ante el caos y sufrimiento de un ataque nuclear? Demandarán saber lo que podría haberse hecho para prevenir esto? Nuestra época ha robado el fuego de los dioses. Podemos confinar este increíble poder a propósitos pacíficos antes de que nos consuma?


El Sr. Shultz fue Secretario de Estado de EEUU desde 1982 hasta 1989. El Sr. Perry fue Secretario de Defensa de EEUU desde 1994 a 1997. El Sr. Kissinger fue Secretario de Estado de EEUU entre 1973 y 1977. El Sr. Nunn fue Presidente del Comité de Servicios Armados del Senado. Todos son miembros distinguidos o miembros visitantes distinguidos de la Hoover Institution de la Universidad de Stanford.

Traducción: Fundación NPSGlobal



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