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Acuerdo por el programa nuclear de Irán, hasta ahora más dudas que certezas PDF Imprimir Correo
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Fundación NPSGlobal, 11 dic 2013

Seguridad internacional

En las sombras del monitoreo internacional, Irán desde hace décadas viene realizando con un gran costo económico y político, esfuerzos para desarrollar su programa nuclear con una magnitud y secretismo que no puede ser explicado fácilmente por fines pacíficos.

Sin embargo el 24 de noviembre, Teherán acordó con los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad + Alemania negociar la creación de parámetros para dar seguridades a la comunidad internacional sobre sus intenciones pacíficas. El Plan de Acción Conjunto contempla una primera fase de 6 meses y luego un acuerdo definitivo. Lo cierto es que la comunidad internacional se ha dividido en este caso y como nunca entre optimistas y escépticos.

El país ha desarrollado por años -sin tener un parque de reactores que lo justifique- la sofisticada tecnología de enriquecimiento de uranio que permite llegar al material para un arma nuclear. También tiene en construcción un reactor con la posibilidad de maximizar la producción de plutonio en el combustible gastado, la otra vía para llegar a la bomba.

Por otra parte Irán ha incumplido sus compromisos internacionales en materia de salvaguardias por lo que muchos no tienen dudas de sus intenciones no-pacíficas. Lo cierto es que el acuerdo, cuyos términos son imprecisos en varios puntos fundamentales, ha dividido a la comunidad internacional entre optimistas y escépticos respecto de su utilidad para prevenir un Irán nuclearmente armado.

Existen todavía muchos interrogantes respecto de las verdaderas intenciones de Irán y de la efectividad futura del acuerdo. Los expertos nucleares indican que llega en un momento de desarrollo tecnológico en el que a Irán le bastarían unas pocas semanas para producir suficiente uranio altamente enriquecido al 90% (grado arma) para fabricar un artefacto nuclear. Ese hito, con un nombre de difícil traducción al español se denomina "breakout capability". Irán ya ha producido bastante uranio enriquecido al 20% como para que dicho paso al grado arma sea peligrosamente corto.

Es cierto que muchos respiraron aliviados por poder sentar a la República Islámica a la mesa de negociación sobre la base de la erosión que están provocando el país las sanciones internacionales actualmente en vigor. Y claro está, se llegó a un acuerdo provisorio que permite a la comunidad internacional ganar tiempo por si fracasan las negociaciones de fondo o, dicho en otras palabras, posicionarse mejor frente a la eventualidad de un Irán que se encuentre en una situación umbral frente al arma nuclear.

Los escépticos son muchos. Hasta el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, uno de los principales artífices del acuerdo, expresó que Irán le había dado a los aliados de Estados Unidos en el pasado "buenas razones para ser escépticos”... Y los optimistas también. Muchos diplomáticos y expertos internacionales han recibido con beneplácito las negociaciones y la estructuración de un Plan de Acción Conjunto, lo cual parece ser políticamente correcto en estos momentos.

Ni una cosa ni la otra: debe primar el realismo acerca de los posibles resultados

La lectura realista de las circunstancias históricas y de las que rodean hoy en día la negociación, llevan casi en forma automática a formular preguntas clave que el acuerdo no ha responde. De entrada, el texto  muestra múltiples imprecisiones y lo que es más grave, difiere en las versiones inglés y farsi, lo que puede dar a interpretaciones engañosas. Asimismo, debe ser ratificado por los congresos de los países firmantes antes de llegar a ser vinculante.

Está Irán realmente dispuesto a cancelar los aspectos más sensitivos de su programa nuclear?

Irán ha resistido hasta ahora seis rondas de sanciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que bajo el Capítulo VII de la Carta del organismo internacional plantearon lisa y llanamente la prohibición al país de enriquecer uranio, encarar reprocesamiento y detener la construcción del reactor moderado por agua pesada de 40 MWt en Arak, potencial fuente de plutonio.

A estas se unieron muchas otras sanciones esencialmente económico-financieras de la Unión Europea y de otros países, que afectaron considerablemente el comercio exterior y la economía de la República Islámica. Sin embargo, el programa nuclear siguió adelante. A esto cabe preguntarse si es realista considerar que un país que tiene instalado su programa nuclear como uno de los pilares de su estrategia nacional y regional lo detendrá por razones económicas?

Es lógico lograr ahora con Rouhani lo que no se logró con Ahmadinejad, si en realidad no ha habido un verdadero cambio de timón en el país, habida cuenta que continúan las mismas autoridades supremas?  Irán está negociando ahora porque está más cerca del objetivo de lo que se cree, es decir que Irán ha entrado ya en una fase de no-vuelta atrás respecto de su posibilidad de tener un arma nuclear? Entonces se abre otra pregunta: qué otros caminos realistas y manejables hay para evitar lo que puede ser casi inevitable?

El acuerdo interino fue el resultado de dos rondas de conversaciones en noviembre entre Irán, por un lado y los cinco miembros de Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas – China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia – junto con Alemania, los llamados 5+1. El proceso también dió lugar a los primeros contactos formales entre Irán y Estados Unidos desde la caída del Sha y la instalación del régimen islamista en 1979. Esos contactos, en el contexto de una región convulsionada por las revueltas de la primavera Árabe, el conflicto en Siria, la inestabilidad crónica de Iraq y Afganistán y la tenacidad de Israel ya pusieron un manto de duda sobre el viejo sistema de alianzas de la región y también de los actores de la región con otras potencias, colocando un obstáculo más al posible éxito de las conversaciones.

Después de firmar tal acuerdo, Obama aseguró a sus aliados en la región, particularmente a Israel y a los estados del Golfo Pérsico que comparten recelos sobre las pretensiones regionales de Irán, que en las negociaciones de fondo se mantendría firme en sus compromisos con ellos y en la determinación de lograr un acuerdo eliminando todo peligro de que Irán logre desarrollar un arma nuclear. Aquí la pregunta es: está el Estados Unidos de Obama en posición de brindar seguridad a sus aliados regionales?

“En estas negociaciones, no vamos a acordar nada a menos que se acuerde todo,” dijo Obama (y el texto del acuerdo). “Irán tiene la carga de probar al mundo que su programa nuclear esté exclusivamente dedicado a propósitos pacíficos". Pero justamente son los aliados regionales de Estados Unidos quienes más dudan del resultado del acuerdo y del camino elegido, temiendo de que en vez de evitar que Irán logre adquirir un arma nuclear, las negociaciones estén en el camino de convalidar al programa nuclear iraní.

La realidad que el acuerdo provisorio preserva las centrífugas y las instalaciones nucleares de Irán, a la vez que libera considerables flujos de fondos hacia la República Islámica, en este sentido puede verse como una victoria diplomática del gobierno de Rouhani.

Por qué Israel no atacó hasta ahora?

En esa línea de pensamiento, Benjamín Netanyahu, Primer Ministro de Israel, dijo que se llegó no a un acuerdo histórico sino “un error histórico". “Hoy el mundo se ha vuelto un lugar mucho más peligroso porque el régimen más peligroso del mundo ha dado un paso significativo para obtener el arma más peligrosa del mundo,” dijo Netanyahu.

Netanyahu había hablado tiempo atrás en las Naciones Unidas planteando a la comunidad internacional que Irán se encontraba cerca de traspasar la línea roja. El programa avanzó como así también los inventarios de uranio enriquecido crecieron. Aquí la pregunta natural es: porqué Isarel se contuvo de atacar hasta ahora? está en posibilidad real de hacerlo sin consecuencias que lamentar, como fueron en el pasado los ataques al reactor Osirak al sudeste de Bagdad en 1981 y a la planta nuclear siria de Deir ez-Zor en 2007?

Lo cierto es que una acción preemptiva israelí contra el programa nuclear de Irán, independientemente de su resultado, plantea un escenario de altísimo riesgo de escalada en la región y hasta fuera de ella, cuyas consecuencias son difíciles de dimensionar. Aún así es también difícil de dimensionar las probabilidades de éxito de un ataque de tales características.

En este tema de alto impacto geopolítico los terceros cuentan

La actuación de Obama en la guerra civil en Siria, hizo que sea más fácil cuestionar su posibilidad de negociar con firmeza. En 2011 Obama señalo que el líder sirio, Bashar al-Assad, debería dejar el poder. En 2012, señalo que se cruzaría una “línea roja” si se usaran armas químicas en Siria. En agosto de 2013, un ataque con armas químicas mató a centenares de civiles en Ghouta, un poblado en las afueras de Damasco. Aunque nunca se confirmó con certeza quién fue el responsable del ataque, Estados Unidos inmediatamente se alistó para un ataque de represalia contra instalaciones del gobierno de al-Assad.

Pero el plan comenzó a desbarrancarse cuando Gran Bretaña, normalmente un aliado incuestionable de EE.UU. anunció que no participaría. Después Obama buscó el apoyo interno en el Congreso de Estados Unidos para un ataque, pero finalmente aceptó un plan ruso de desarme que efectivamente consolidó el poder de al-Assad.

Las medias vueltas de Obama fueron vistas por muchos de sus críticos como peligrosa improvisación que complicaba el escenario en el Medio Oriente ya de por si extremadamente cambiante. Sus defensores, de todos modos, señalan que como resultado de su flexibilidad y trabajo con la comunidad internacional, se firmó el acuerdo bajo cuyos términos se está logrando la destrucción tanto del arsenal químico sirio como de sus sistemas misilísticos y de producción.

Indudablemente para Irán, uno de los más firmes aliados de Siria en contra de los rebeldes apoyados por Arabia Saudita, Turquía y otros, el acuerdo con el gobierno de al-Assad fue un primer alivio, ya que Washington dio privilegio a una respuesta diplomática y no militar. Y quizás fue esto lo que allanó el camino hacia el acuerdo interino que fue logrado unos dos meses después. De hecho, un líder de Hezbollah – un grupo financiado por Irán que pelea con el gobierno de al-Assad, dijo que el acuerdo sobre Siria evitó el estallido de una guerra regional generalizada.

Una vez más, es claro de que aún en acuerdo en los lineamientos generales y en los riesgos de un Irán nuclear, no hay consenso profundo entre las grandes potencias, y especialmente entre Rusia y Estados Unidos respecto, ni de la severidad del trato hacia Irán, ni del alcance que deben tener las sanciones, ni del reconocimiento de los derechos de la República Islámica a desarrollar tecnologías nucleares sensitivas.

Son realmente significativos los puntos del acuerdo? Para quién?

Bajo los términos del acuerdo interino Teherán aceptó por los próximos seis mese:

  • detener todo enriquecimiento de uranio superior al 5%;
  • diluir la mitad de las existencias de uranio enriquecido al 20% reservando la otra mitad como combustible del reactor de investigación y producción de radioisótopos de Teherán;
  • no avanzar hacia la entrada en operación del reactor de agua pesada en Arak;
  • abstenerse de iniciar proyectos de reprocesamiento o enriquecimiento;
  • permitirles a los inspectores internacionales acceso diario a las instalaciones claves del programa nuclear iraní, incluidas las minas de uranio del país y también a cierta información sobre los desarrollos logrados hasta ahora;
  • no instalar nuevas centrífugas para enriquecer el uranio y dejar fuera de servicio a la mitad de las centrifugas en la planta de Natanz y tres cuartos de las centrifugas en Fordow, las dos plantas de enriquecimiento de Irán.

A cambio, Teherán logró una reducción parcial de las sanciones económicas contra el país con la liberación de fondos por un valor de unos 7 mil millones de dólares y la posibilidad de reiniciar sus exportaciones de petróleo, petroquímicas, oro, metales preciosos y otros.

El presidente de Irán, Hassan Rouhani, asumió el poder en junio con la promesa de buscar alivio a las pesadas sanciones impuestas al país por el incumplimiento a sus obligaciones internacionales relativas a su programa nuclear.

Funcionarios de la Casa Blanca estimaron que las sanciones han costado a Irán unos $100 mil millones de dólares en ingresos por exportaciones de petróleo no realizadas durante los últimos dos años, además de todas las complicaciones resultantes de estar aislado de todo tipo de transacciones financieras internacionales. Como resultado, la economía de Irán se encuentra en una profunda recesión con una caída del cinco por ciento en el último año, una inflación de 40 por ciento y una pérdida de 80 por ciento en el valor de la moneda contra el dólar en los últimos dos años.

En un tácito reconocimiento del avanzado estado de desarrollo del programa iraní, el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, al celebrar el acuerdo interino, señaló que implicaba que como resultado se aumentará el tiempo que Irán necesitaría para realizar los últimos pasos para enriquecer suficiente uranio para un arma nuclear.

Algunos expertos han estimado que Irán, al llegar al acuerdo interino, ya estaba a pocos pasos de lograr el uranio enriquecido para un arma nuclear de fisión sobre la base de las 10.000 centrifugas ya funcionando y otras 8.000 que podrían entrar en funcionamiento en un corto plazo. Algunos sostienen que negoció porque ya no había vuelta atrás en dicho desarrollo.

Irán no ha podido explicar porqué necesita uranio enriquecido en virtud de que existe un mercado internacional donde se puede adquirir. Y también, de que el país tiene un desarrollo de reactores limitado, En efecto, Irán posee desde 2010 un reactor de potencia de 915 MWe en Bushehr que recibe de Rusia el combustible requerido para su operación, debiendo devolverle a este país todo el combustible gastado, un reactor de investigación y producción de radioisótopos, el TRR, en Teherán y algunos otros pequeños en Isfahan. Tampoco ha explicado sus ensayos en Parchin, un sitio para experimentos con explosivos referidos a tecnologías de uso típico en armas nucleares.

Los escépticos señalan que es importante observar que el acuerdo interino solamente aplica a las instalaciones de Irán declaradas, y que el país no siempre fue franco en relación a declarar sus instalaciones. No hace muchos años, en 2009, Irán reveló la existencia de una instalación bajo tierra, la planta de enriquecimiento de Fordow cerca a la ciudad sagrada de Qom, solamente después de que servicios de inteligencia occidentales la habían detectado. Irán insistió que había cumplido con sus obligaciones internacionales al informar sobre el proyecto, que ya estaba en construcción. Pero quedó claro que la República Islámica hizo lo posible para avanzar con la instalación sin previo aviso, sin dar transparencia a su programa nuclear. La planta nuclear fue instalada en un lugar secreto y despoblado en las montañas que había sido una base de la Guardia Revolucionaría Islámica.

Perspectivas futuras

La evolución futura es incierta pero está claro que pasados los seis meses habrá poca posibilidad de equivocación en futuras negociaciones. Mientras hay mucha discusión sobre las estrategias a emplear, hay un importante consenso de que el único acuerdo creíble sería uno que logre que Irán desinstale gran parte de su programa nuclear, revirtiendo lo que ha sido desde hace décadas una política de estado de la República Islámica.

Hasta lograr resultados concretos, será imprescindible mantener la gran masa de las sanciones económicas. Muchos de los críticos del acuerdo dijeron que fue un error aceptar un acuerdo provisorio a cambio de un alivio en las sanciones y en consecuencia, promueven una postura de todo o nada. Otros sostienen, que en vista de la turbulenta historia de 30 años entre Washington y el régimen islámico, no se logra un acuerdo de esta naturaleza de un día para el otro debido a posiciones inflexibles y a primera vista, irreconciliables de los dos lados.

Washington ha sido denunciado reiteradamente por los iraníes como el “Gran Satán”, amigo del odiado Sha y principal defensor en el Medio Oriente de su archienemigo Israel, que es dueño de un importante arsenal nuclear de alrededor de 80 cabezas. Washington también ha tenido relaciones más estrechas con los países de la región tal como Arabia Saudita y Turquía, quienes al ser seguidores de la vertiente Sunita del Islam son históricos rivales de los Chiitas de Irán.

Por eso, construir confianza entre los dos lados llevará tiempo. Las alas políticas más duras, tanto en Estados Unidos como en Irán, están listas para señalar cualquier falla percibida en el acuerdo como prueba de la falta de sinceridad de la otra parte.

Tomando en cuenta todas las situaciones que podrían complicar al tenue entendimiento con Irán, parece probable que algunas preguntas solamente tendrán respuesta sólo con el paso del tiempo. Es este sentido: podrá Washington darle a Irán las garantías que podría pedir con relación a los rivales regionales de Teherán, Israel y Arabia Saudita, que a la vez son aliados históricos de Washington, sin avanzar claramente en la idea de una Zona Libre de Armas Nucleares en Medio Oriente que implique eliminar las armas nucleares de Israel?

Si no hay avances, lo cual implicaría que Irán continúe enriqueciendo sin el límite convenido en el acuerdo existe la certeza de que se aplicarán más sanciones económicas, más severas. El punto aquí es: en qué medida las nuevas sanciones serán efectivas para torcer la voluntad de la dirigencia del país islámico en relación a obtener un arma nuclear? Será necesaria la aplicación de la fuerza por quienes y con qué límites? O el mundo se resignará a la existencia de no de nueve sino de diez países nuclearmente armados?

Si el acuerdo se implementa, Irán se verá favorecido con un alivio económico limitado y focalizado y después? Otra posibilidad es que Irán logre instalar la aceptación de su programa nuclear mediante negociaciones que se prolonguen en el tiempo atrapadas sin salida entre las alternativas inaceptables de fracaso o una guerra regional de imprevisibles consecuencias.

Mientras transcurre el tiempo no se espera un cambio drástico de rumbo que aleje a la República Islámica de los materiales para el arma nuclear, justamente que la alarma está en los tiempos que se agotan. Un escenario futuro con Irán al menos como estado umbral parece a esta altura muy probable.

Lo que está claro es que en la esencia misma de las tecnologías nucleares llamadas sensitivas yace su propio riesgo: son duales o sea que sirven tanto para fines pacíficos y para fines militares y una vez que se adquieren no es fácil  "desaprenderlas" con lo que lograr que el desmantelamiento de los programas nucleares proliferantes sea "irreversible" es, en realidad, el verdadero desafío.

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