La hora del desarme nuclear
Octubre de 2013
El pasado 14 de Octubre Siria ha ingresado como estado parte en la Convención de Armas Químicas, lo cual significa que en el futuro no podrá desarrollar, producir, adquirir, almacenar ni utilizar dichas armas y deberá destruir bajo control internacional todos sus arsenales y las instalaciones para su fabricación.
El camino que se abre hacia la reducción del riesgo químico en Medio Oriente ha sido posible gracias a la cooperación de los líderes de Estados Unidos y Rusia, así como también de otros que, desde diferentes posiciones y circunstancias rechazaron la utilización de medios de acción directa, fuera del mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Estos líderes agotaron todos los medios para la búsqueda de una vía pacífica que redunde en mayor protección para la población civil en Siria.
La OPAQ, Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, a la que se le otorgara el pasado 11 de Octubre el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos consistentes para la eliminación del armamento químico en el mundo, será la encargada de verificar el cumplimiento de los compromisos asumidos.
Los que conformamos la Red de Líderes de América Latina y el Caribe por el Desarme Nuclear y la No Proliferación manifestamos nuestro beneplácito por la decisión del gobierno sirio de adherir a la Convención de Armas Químicas y por el galardón otorgado a la OPAQ, a la vez que congratulamos a la Organización y a su personal que día tras día desde su creación en 1997 trabaja por tan alto objetivo.
En este contexto hacemos un respetuoso pero firme exhorto a Angola, Corea del Norte, Egipto y Sudán del Sur para que firmen y ratifiquen la Convención y a Israel y Birmania para que la ratifiquen a la brevedad. Del mismo modo, a aquellos estados que aún no han concluido con la destrucción de sus arsenales de armas químicas para que aceleren esa tarea.
Durante los últimos meses el mundo pudo tomar conciencia de los efectos devastadores del uso indiscriminado de agentes químicos en Siria, que costaron la vida a miles de personas. Conmueven todavía las imágenes de Aleppo y Ghouta, como conmovieron en 1988 las del ataque químico en Halabja, en el Kurdistán iraní, donde perecieron 5000 civiles y decenas de miles quedaron afectados de por vida. Esta vez la comunidad internacional ha tomado acción decidida para reducir el riesgo de que semejantes eventos vuelvan a ocurrir en el futuro.
Sin embargo, una amenaza mucho mayor pende sobre todos nosotros: la de las indescriptibles y catastróficas consecuencias humanitarias del empleo de un arma nuclear sofisticada o improvisada, sea ésta detonada por un estado o por un grupo terrorista, en cualquier lugar del mundo.
De hacerse realidad el peor de los escenarios, cientos de miles de personas perderían la vida y otras tantas sufrirían daños irreversibles. Las derivaciones de toda índole: políticas, económicas y sociales serían, sin duda, de alcance global.
Si un acuerdo internacional para la eliminación de las armas químicas en el mundo fue posible, también puede serlo uno que prohíba las armas nucleares y que las elimine progresivamente de la faz de la tierra.
Lograr este acuerdo internacional no es sencillo pero es posible. Todavía los nueve estados que poseen armas nucleares se muestran reticentes a desprenderse de ellas a la vez que persiste el mito de que las pueden controlar totalmente y, por ende, que ninguna sustracción, accidente o error llevará nunca a una situación trágica. Pero sobre todo, persiste la confianza en la capacidad disuasiva de dichas armas y en que su preeminencia en las doctrinas de seguridad les garantizará por siempre a los poseedores un lugar de poder en el contexto global.
Sin embargo la realidad ha dado reiteradas muestras de la fragilidad de estos argumentos. Muchas guerras han sido libradas y la mera posesión de armas nucleares no ha sido de manera alguna suficiente para definir los resultados finales de las contiendas.
En algunas oportunidades, sólo el buen tino de unas pocas personas evitó desatar guerras nucleares incontrolables. Mientras tanto en las sombras, terroristas de diferentes signos han manifestado su intención y han actuado en consecuencia para obtener los materiales necesarios para fabricar un arma nuclear, por el momento sin resultado.
La humanidad ha sido muy afortunada hasta ahora pero, por cuánto tiempo más será así?
La pregunta es si debemos esperar que un hecho catastrófico de consecuencias planetarias sea lo que dispare las decisiones correctas que aceleren el desarme nuclear y el aseguramiento total de los materiales sensitivos utilizables para fabricar armas nucleares.
En este sentido, la visión de la Red de Líderes es que dicha tarea deber realizarse a la mayor brevedad. El desarme nuclear va más allá de ser una responsabilidad exclusiva de los países poseedores de armas nucleares. Aquellos que no las poseen ni desean poseerlas, pueden y deben influir para acelerar los tiempos hacia la eliminación completa de dichas armas.
Consideramos que las circunstancias presentes requieren de estrategias y acciones innovadoras que permitan abrir nuevas y múltiples vías de negociación multilateral transversal para avanzar hacia el logro de tal objetivo. Reconocemos también la importancia de la opinión pública de cada nación para lograr la inclusión de este tema fundamental como parte relevante en el esquema de prioridades de los gobernantes.
En consecuencia, la Red insta a los líderes mundiales a profundizar la cooperación internacional para la paz que se ha hecho evidente durante la crisis de Siria y a definir estrategias para la total eliminación de las armas nucleares y de todas las Armas de Destrucción Masiva. De igual modo, exhorta a las organizaciones no gubernamentales y a la opinión pública a incrementar su compromiso y a trabajar en conjunto con los gobiernos para generar las condiciones adecuadas para tal eliminación.
La Red de Líderes de América Latina y el Caribe tiene la convicción más profunda de que el desarme nuclear completo, verificable e irreversible es posible y que se debe avanzar en este sentido con celeridad y responsabilidad, sobre la base del respeto a la comunidad internacional.
Llegó la hora de construir nuevos liderazgos y una férrea voluntad política global para transitar con decisión el difícil pero imprescindible camino hacia un mundo sin armas nucleares.
Emitida el 18 de octubre de 2013
[Siguen Firmas]
Sergio Abreu, ex Ministro de Relaciones Exteriores y actual Senador de Uruguay.
Irma Argüello, Presidente de la Fundación NPSGlobal - No-proliferación para la Seguridad Global, Argentina.
Álvaro Bermúdez, ex Director de Energía y Tecnología Nuclear de Uruguay.
Sérgio de Queiroz Duarte, ex Sub Secretario General para Asuntos de Desarme de las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de Brasil.
Sergio González Gálvez, ex Sub Secretario de Relaciones Exteriores y miembro del cuerpo diplomático de México.
Oswaldo Jarrín, ex Ministro de Defensa de Ecuador.
José Horacio Jaunarena, ex Ministro de Defensa de Argentina.
Ricardo López Murphy, ex Ministro de Defensa de Argentina.
Miguel Marín Bosch, ex Representante Permanente Alterno en las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de México.
José Pampuro, ex Ministro de Defensa de Argentina.
Jaime Ravinet de la Fuente, ex Ministro de Defensa de Chile.
Camilo Reyes Rodríguez, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia.
Ronaldo Mota Sardenberg, ex Ministro de Ciencia y Tecnología y miembro del cuerpo diplomático de Brasil.
Noel Sinclair, Observador Permanente de la Comunidad del Caribe - CARICOM en las Naciones Unidas y miembro del cuerpo diplomático de Guyana.
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