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nov 22
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Conflicto Rusia – Ucrania: ¿Sudeten o Sarajevo?

 

Fundación NPSGlobal
Diego Santos

Junio de 2014

Resumen Ejecutivo

En primer lugar hacemos un repaso histórico y de la evolución del conflicto, y se describen los actores principales. Luego se intenta una definición del conflicto, identificando los ejes que explican la situación actual. Se esbozan las opciones disponibles a occidente, con las posibilidades y riesgos involucrados en cada una.

A continuación se señalan las conclusiones principales. Estas son el riesgo de convalidar el éxito de una agresión, el costo de no considerar la posición geoestratégica de Rusia ante la expansión oriental de la Unión Europea y la NATO, y las posibles consecuencias de facilitar el acercamiento estratégico de Rusia y China.

Finalmente se describe el Corolario de No Proliferación derivado del presente conflicto.

Antecedentes del conflicto

El punto de partida para la comprensión del conflicto, a nuestro criterio, debe ser reconocer el papel clave que representa Ucrania en la historia y tradición de Rusia. Puede argumentarse que la historia de la Rusia moderna comienza con la Batalla de Poltava, librada en Ucrania oriental en julio de 1709, que determinó el fin de la intervención occidental (en este caso representada por el Reino de Suecia), en los principados y reinos menores de Rusia. Por otra parte, la religión Ortodoxa Rusa reconoce en Kiev su más antiguo centro episcopal, la Península de Crimea ha sido siempre el principal puerto comercial y naval de Rusia desde comienzos del siglo XIX, los campos de Ucrania fueron la fuente de alimentos de Europa desde mediados del siglo XIX hasta la Revolución Rusa, a la par de las planicies de EEUU y Argentina y, finalmente, Ucrania es el corazón de la región que se conoce como “Bloodlands”, donde desde 1920 hasta 1945 murieron millones de personas como resultado de la Guerra Civil, las persecuciones y matanzas soviéticas, y la destrucción en masa durante la Segunda Guerra Mundial [Sny 2010].

Al desencadenarse el proceso de desintegración de la URSS, Ucrania declara su independencia en Agosto de 1991. Simplificando, se puede decir que desde el principio las fuerzas políticas se encuentran divididas entre aquellas que defienden un acercamiento a Europa Occidental, y las que sostienen una política de cercanía y alineamiento a Rusia. En 2004 gana las elecciones presidenciales el entonces líder del partido pro occidental Viktor Yushchenko, luego de la llamada Revolución Naranja que cuestiona el fraude realizado en su contra. En ese período turbulento derrota al líder del partido pro ruso, Viktor Yanukovych.

En febrero de 2010 es Yanukovych quien accede a la presidencia mediante elecciones legítimas. Al cabo de tres años de transición, en los que la economía de Ucrania se deteriora aceleradamente, en noviembre de 2013 Yanukovych decide abandonar la puesta en marcha de acuerdos de integración con la Unión Europea, reemplazándolos por un acercamiento a Rusia. Aquel proceso había generado muchas expectativas de progreso económico en buena parte de la ciudadanía ucraniana. En ese punto comienzan las protestas masivas centradas en la Plaza de la Independencia de Kiev, las que llegan a reunir a 800.000 personas. El Gobierno Yanukovych responde firmando con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, un acuerdo económico y estratégico que asegura ayuda financiera por USD 15.000 millones y una rebaja del 30% en el precio del gas que Ucrania compra a Rusia. El Gobierno escala el conflicto con violencia policial y legislación represiva de las manifestaciones. Al cabo de dos meses de crecientes manifestaciones, arrestos masivos, enfrentamientos armados que ocasionan cientos de muertes tanto en fuerzas del gobierno como de la oposición y que dejan destruidos los centros cívicos de Kiev y otras ciudades de Ucrania se llega al primer desenlace del proceso: el 22 de febrero el Presidente Yanukovych desaparece, los manifestantes toman los edificios gubernamentales, el Parlamento vota la destitución de Yanukovych y convoca a elecciones el día 25 de mayo y, finalmente, Yanukovych reaparece en Rusia denunciando un golpe de estado.

La compleja dinámica del conflicto impide en este lugar más detalles, pero destaquemos los siguientes eventos: efectivos pro rusos uniformados pero no identificados comienzan a ocupar instalaciones públicas en Crimea, el parlamento ruso aprueba la solicitud de Putin para el uso de la fuerza en defensa de los intereses rusos en Ucrania, el gobierno interino de Ucrania considera que Rusia ha declarado la guerra a su país. A comienzos de marzo las fuerzas pro rusas de Crimea, que Putin declara ser “fuerzas de autodefensa” comienzan a tomar edificios públicos, y luego de un referéndum aprobatorio, Rusia anexa Crimea sin disparos. El detalle de los hechos hasta la fecha se puede ver completo en [BBC 2014].

Definición del conflicto

El conflicto en estudio se puede definir como un conflicto interestatal complejo, con actores gubernamentales, civiles, militares y operadores encubiertos. Es, como en la mayoría de los casos posteriores a la Guerra Fría, un conflicto multidimensional donde las fronteras y motivaciones no son unívocamente identificables, siendo indispensable lecturas en distintos niveles. En este caso en particular la situación es aún más compleja, por tratarse de un conflicto que involucra superpotencias con armamento nuclear, en riesgo de enfrentamiento directo.

Para Ucrania (llamaremos así al actual gobierno interino surgido del Parlamento el 26 de febrero), el conflicto se origina en la intervención rusa en asuntos internos ucranianos, la violación de sus fronteras, y el uso de la fuerza en modo abierto o encubierto para desestabilizar al Estado ucraniano. Una segunda lectura puede interpretarlo como el resultado de la reacción popular frente al alejamiento de la Unión Europea, potenciada por años de saturación de corrupción e ineficacia de los gobiernos para resolver los problemas reales del país.

Para Rusia el conflicto se presenta como el ejercicio de la defensa de las minorías de origen ruso amenazadas en Ucrania, y el derecho a asegurar los recursos y fronteras vitales para la seguridad rusa. En otro plano, puede interpretarse como el intento estratégico de Putin por reconstituir una cadena de estados “buffer” en sus fronteras occidentales, romper el “cerco NATO” integrado por los países fronterizos que han pasado del Pacto de Varsovia a integrar la NATO, y asegurar el acceso a los puertos de aguas templadas para la flota rusa (Crimea).

Es relevante citar aquí al fundador de la doctrina de la Contención sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, George Kennan [Ken 1946],

“At the bottom of Kremlin’s neurotic view of world affairs is traditional and instinctive Russian sense of insecurity. Originally, this was insecurity of a peaceful and agricultural people trying to live on vast exposed plain in neighborhood of fierce nomadic peoples. To this was added, as Russia came into contact with economically advanced West, fear of more competent, more powerful, more highly organized societies in that area. But this latter type of insecurity was one which afflicted rather Russian rulers than Russian people; for Russian rulers have invariably sensed that their rule relatively archaic in form, fragile and artificial in its psychological foundation, unable to stand comparison or contact with political systems of Western countries.”

Creemos que es importante no olvidar esta opinión de la visión geopolítica de los conductores de Rusia, que creemos ha sido efectivamente una constante en su historia al punto de integrar su carácter nacional.

Se pueden identificar cuatro ejes en torno a los cuales se organiza el conflicto. En primer lugar la división intervencionista, que enfrenta por un lado a los grupos pro rusos que apoyan la intervención de Rusia y sus paramilitares contra los grupos pro occidentales e independentistas. En segundo lugar la división política que opone a las regiones en las que se apoyó mayoritariamente al presidente Yanukovych (el oriente) frente a las regiones mayoritariamente pro europeas (el occidente). En tercer lugar se identifica la división cultural, que opone a las regiones con mayoría cultural e idiomática rusa frente a las regiones culturalmente ucranianas. Los tres casos anteriores definen una clara división geográfica: el eje pro ruso en el oriente, frente al eje pro europeo en el occidente ucraniano. Por último, es posible identificar el eje de división económica, que separa los grupos y regiones orientadas al comercio y la producción vinculadas a Europa occidental de aquellos vinculados a los grandes grupos económicos rusos. La figura siguiente resume los cuatro ejes mencionados.

Fig. 1: Los cuatro ejes del conflicto en Ucrania. [Nac 2014a]

Actores

Los actores principales en este conflicto son Ucrania, Rusia, la NATO y China. .

Ucrania: Como se ha descripto más arriba, Ucrania lleva poco más de 20 años de independencia desde la caída de la URSS. En este período ha evolucionado políticamente en busca de su identidad, oscilando por un lado entre el acercamiento a la Unión Europea e, incluso, especulándose con su incorporación a la NATO, y por otro el alineamiento e integración a Rusia. Sus ciudadanos conservan la división entre etnias y lenguas ucranianas y rusas. Por último, en un escenario de repetidos déficit fiscal y crisis económica, son relevantes las posiciones de los factores económicos alineados con Rusia (industria pesada, armamentos, energía) frente a aquellos alineados a occidente (comercio, finanzas, alimentos, y turismo). .

Rusia: Una de las constantes históricas de Rusia, presente desde el origen del Imperio, es la búsqueda de controlar los países que rodean sus fronteras, de modo de conseguir un cinturón de seguridad frente a lo que considera el interés permanente de occidente de invadirla o limitar su libertad de acción. Desde el año 2000 controla férreamente al gobierno Vladimir Putin. Es este un político en el molde clásico de líder fuerte, que buscó desde el principio controlar todos los aspectos de la actividad rusa. Catorce años después de haber alcanzado el poder, y habiendo manipulado las disposiciones constitucionales, se mantuvo con el poder indiscutido ya sea como Presidente o Primer Ministro. Putin tiene como eje de su visión estratégica la reconstitución del poder e influencia perdidos desde 1991. Para ello ha desarrollado una política de construcción y sostén de grupos económicos vinculados al poder en todos los sectores de la economía, una actuación activa en conflictos regionales que afectan la posición estratégica de Rusia (Irán, Siria), y una actitud permanente de interferencia en los intentos de la NATO y la Unión Europea de acercarse a sus fronteras. .

NATO: En este grupo incluimos a los EEUU y sus aliados de Europa occidental. La mayoría miembros de la alianza NATO. EEUU, como líder de la alianza y potencia dominante luego del final de la guerra fría, dejó inicialmente el primer plano en la intervención del conflicto a las potencias europeas. Sin embargo, a partir de la crisis de diciembre con la ocupación de la Plaza Independencia, debió intervenir directamente ante la falta de coordinación de la respuesta. Sostiene desde entonces una fuerte posición de apoyo a Ucrania y oposición a la intervención rusa. Pero esta actitud ha sido casi exclusivamente declarativa. En sintonía, la misma posición han sostenido los países de Europa occidental, si bien lo que podemos llamar Facción Este (Polonia, Rumania, Eslovaquia, República Checa) se inclinan por posiciones más fuertes, mientras que la Facción Oeste (Alemania, UK, Francia) se inclina por la condena verbalmente más moderada, pero fuerte en la diplomacia discreta. Es de destacar los roles de Polonia, radicalmente opuesta a Rusia y sostenedora de la posición de no exclusión del uso de la fuerza, y la de Alemania, que sostiene la posición de no permitir el éxito del agresor, pero está limitada por la carga psicológica de haber sido otrora agresora, en particular en los territorios en disputa. .

China: Incluimos a este actor entre los principales, para destacar más que sus acciones, sus omisiones. Es en favor del interés estratégico de China que Rusia se constituya en un jugador de contrapeso a la NATO, y que por lo tanto genere una maniobra de diversión de recursos a Europa occidental. Máxime en un momento en que EEUU asigna mayor prioridad estratégica a su posición en el Pacífico Oriental y Sud Oriental: “The Asian Pivot” [Cam 2013]. De igual modo, es en el interés de China que se genere un antecedente en el que un estado considerado “agresor” por la NATO pueda llevar a cabo sus intenciones exitosamente. Puesto que la evolución del conflicto se ha desarrollado con muchísima rapidez, es de destacar la ausencia de manifestaciones de China en apoyo explícito de una u otra parte.

Desarrollo

La tesis que sostenemos en este trabajo es que la estrategia y las acciones que lleva a cabo el presidente Putin constituyen un punto de inflexión en la teoría y la práctica de las relaciones internacionales. En concreto, al actuar Putin bajo el modelo de realismo más descarnado, bajo la concepción de balance de poder y construcción de esferas de influencia, cuestiona uno de los postulados centrales de la teoría de la interdependencia compleja. Esto es, cuestiona la conclusión que la integración económica creciente y la comunidad de intereses interdependientes entre los estados lleva a la creciente exclusión del uso de la fuerza entre potencias [Keo 1988].

Finalizada la Guerra Fría, los EEUU emergen como potencia dominante. En los siguientes 20 años, el proceso de hegemonía ideológica y la potencia económica produjeron un enorme aumento en la influencia de los EEUU en los asuntos mundiales, llevando a que este marcara límites bien concretos a las acciones posibles entre los estados. Solo en situaciones extremas un conflicto escalaba hasta el combate, en particular cuando los intereses de los EEUU se afectaban o los amenazaban hasta límites inaceptables, o cuando la situación humanitaria y su impacto en la opinión pública americana obligaba a la intervención (Kuwait 1990, Bosnia 1995, Kosovo 1999, Afganistán 2001, Iraq 2003). EEUU se convirtió en el reticente y monopólico policía global. Pero en todos los casos, el diferencial de potencia militar era tal que hacía indudable el resultado y el efecto fulminante de una acción. Eso creo la sensación que, aun siendo conscientes de la reticencia de la opinión pública americana por apoyar intervenciones en el extranjero, ninguna potencia podía permitirse ser agresora o intentar conquistas territoriales sin exponerse al riesgo de una derrota decisiva por parte de la NATO.

No obstante, luego del desgaste de más de 10 años de guerra en Afganistán e Iraq, la crisis Sub Prime de 2008 y la elección de B. Obama como presidente, comenzó un nuevo ciclo de retraimiento de la política exterior americana, que evolucionó hacia la salida ordenada de Iraq y Afganistán, y la reorientación hacia Asia y el desafío de China (el ya mencionado Asia Pivot).

En este punto, lenta pero sistemáticamente el presidente Putin ha ido reconstruyendo el poder de Rusia, modernizando sus fuerzas armadas y manifestando una visión clara de su estrategia de reconstrucción de la esfera de influencia como potencia regional. Ya no es Asia y África el terreno de expansión como en la era soviética, sino las zonas próximas tales como las ex repúblicas soviéticas del Asia central, de Europa oriental, y el Medio Oriente. Ejemplo de ello es el rol jugado por Rusia, bajo el liderazgo excluyente de Putin, en las crisis nucleares de Irán y la guerra civil en Siria. En ambos casos Rusia puso en juego todo su poder e influencia en favor de antiguos aliados y piezas claves en el equilibrio de poder regional. Su estrategia resulta en ambos casos exitosa (los dos regímenes aliados siguen en el poder), dejando a Putin el prestigio derivado de haber logrado mediante diplomacia lo que EEUU y la NATO pretendían obtener mediante la intervención armada.

Finalmente, cabe recordar la actitud de Putin en los conflictos planteados dentro de su esfera de influencia más cercana. En concreto en los casos de la Primera y Segunda Guerras de Chechenia (1996, 1999-2000), Georgia (2008) y la que nos ocupa de Ucrania. En todos los casos Rusia (Putin como Primer Ministro o Presidente) intervino con la máxima violencia y usando todo el espectro de medios de combate. Así, empleo los blindados para arrasar la capital Chechena, Grozny, usó medios de desinformación y guerra psicológica para combatir a los rebeldes chechenos, usó parapoliciales para generar disturbios y justificar la intervención en Georgia, no reparó en el uso de armas químicas para reprimir a grupos terroristas, y finalmente todo indica que usa elementos paramilitares para desestabilizar y capturar Crimea y Ucrania Oriental.

La existencia de un líder de una potencia nuclear con este perfil y modo de actuar, es lo que constituye la mayor sorpresa y desafío en la respuesta a sus acciones por parte de EEUU y Europa Occidental. La reacción de sorpresa es muy fuerte, puesto que si bien se remite a Hitler de los años ’30 [Har 2014], un ejemplo más cercano sería la conducta de L. Brezhnev a finales de los años ’60 o principios de los ’70. En cualquier caso, el inconveniente es que no existe memoria institucional en occidente para tratar con este tipo de problema internacional.

Opciones

En definitiva, el desafío que enfrentan las potencias occidentales es cómo limitar y controlar las acciones de fuerza de Rusia, al mismo tiempo garantizando su seguridad e integridad. Recordemos, a esos fines, la posición estratégica de Rusia en el presente.

“Cerco estratégico” a Rusia: Países miembros de NATO o EU en sus fronteras. Fuente: NATO

En la figura se puede observar claramente que la Unión Europea y la NATO han llegado, en el curso de los 20 años transcurridos desde la desaparición de la URSS, hasta las fronteras mismas de Rusia. Hasta 1991, el único punto de contacto de la URSS con la NATO era por el extremo sur (Turquía) o el extremo norte (Noruega). En el presente la totalidad de los países del Pacto de Varsovia que constituían una defensa en profundidad se han integrado a la NATO, con la excepción de Moldavia. En el mapa se comprende perfectamente las consecuencias para Rusia de la integración de Ucrania a la NATO o, incluso, a la Unión Europea: la Alianza atlántica llegaría de esa manera al corazón mismo de Rusia, poniéndola a ojos de sus líderes en una situación de extrema debilidad. Tengamos presenta que esa situación hubiese quitado a Rusia su base naval principal en aguas templadas, en Crimea, dejándole como eventual opción el todavía más restringido Mar de Azov. De ahí la presión rusa sobre Ucrania y los países bálticos.

Reconocemos cuatro posibles cursos de acción para las potencias occidentales para enfrentar este desafío:

I.- Reconocimiento de esferas de influencia/agresión:

Esta opción implica la aceptación del derecho de Rusia a imponer una solución por la fuerza a un país independiente, cuando este se encuentra en su esfera de influencia. Es un argumento que se fundamenta en reconocer que efectivamente Ucrania integrada a la NATO es una amenaza intolerable a la libertad de acción de Rusia, y que Europa occidental cometió un error al pretender una expansión de la Unión Europea hasta esos límites. Esta opción no ha sido abiertamente sostenida por ningún país. La propia Rusia no lo ha invocado, cubriendo sus acciones como respuestas a agresiones ucranianas e intervenciones humanitarias. Tampoco la ha defendido China, si bien su posición de silencio se explica en buena medida en que es una posición que estaría dispuesta a sostener en eventuales conflictos que la involucren en Asia.

II.- Sanciones económicas crecientes:

Esta ha sido la estrategia que han adoptado los países occidentales hasta la fecha. Consiste en un conjunto de sanciones a un grupo de empresas e individuos, que van desde el retiro de visas hasta el congelamiento de bienes físicos y financieros en occidente. Este camino, tradicional en los conflictos con potencias menores como Irán o Siria, o parias como Corea del Norte o Myanmar, es novedoso en cuanto incluyen empresas e individuos con muy cercana relación al presidente Putin [Min 2014]. Todos tienen responsabilidades ejecutivas, legislativas o militares ligadas a la crisis, e incluso integran los directorios de algunas de las empresas más grandes de Rusia (Gazprom, Rosneft), si bien las empresas mismas no han sido sancionadas. El objetivo de las sanciones (y sus destinatarios) fueron abiertamente señalados como destinados a influenciar el cálculo estratégico de Putin y su círculo. Estuvieron además escalonadas en función de las acciones cada vez más agresivas de Rusia. Significativamente, Europa occidental fue menos agresiva en las sanciones, siendo que es mucho más dependiente de los suministros de energía por parte de Rusia. Es de destacar la decisión de Francia de seguir adelante con la entrega de dos portahelicópteros modernos a Rusia, prevista para finales de 2014.

III.- Contención – nueva guerra fría:

La reaparición de Rusia tomando el papel expansionista que antes tuvieran los Zares y la URSS presenta como opción posible una respuesta de “Contención”. Se entiende por tal a una estrategia de EEUU y Europa occidental de oposición permanente y desgaste frente a las amenazas de agresión rusas, demostrando que por superioridad tecnológica y económica, así como por el cuestionamiento moral, toda acción agresiva de Rusia va a ser enfrentada. La suposición de base es que el resultado acumulado de esta política llevará al debilitamiento de Rusia o a la conversión de sus acciones, de enfrentamiento en integración. La Contención fue la estrategia dominante de los EEUU en su enfrentamiento con la URSS desde la posguerra, dando lugar a la llamada Guerra Fría. En esa oportunidad resultó exitosa, llevando al cabo de 45 años a la desintegración de la URSS. De aplicar los mismos principios de Contención a la actualidad, es altamente probable que se desarrolle de alguna manera una nueva guerra fría. Sin embargo, si bien la situación económica y política de Europa es bien distinta en la actualidad a lo que era a finales de los años ’40, lo cierto es que los EEUU no tienen la capacidad ni voluntad de sostener un frente tal (nuevamente el Asia Pivot), y los países europeos para bien o para mal dependen en buena medida de la energía rusa para su economía. Una nueva guerra fría tendría consecuencias devastadoras para las finanzas europeas, sin contar el riesgo de finalmente llegar a un enfrentamiento armado. El único ganador de este escenario parece ser China.

IV.- Escalamiento – “línea roja”

Esta opción consiste en la definición, por parte de EEUU y Europa occidental, de un límite a la acción de Rusia más allá del cual se producirá un escalamiento exponencial del conflicto, pudiendo incluir la amenaza de intervención militar directa. Ejemplos de estas situaciones pueden ser la invasión completa de Ucrania o de una porción considerable de su territorio, el ataque al alguno de los países bálticos miembros plenos de la NATO, o el corte del suministro de energía a Europa occidental. Esta opción, aparentemente extrema al momento, se enfrenta con la aparente falta de voluntad de lucha de algunos de los aliados. Por un lado los EEUU, que están saliendo de dos guerras que han agotado el apetito intervencionista de su sociedad; por otro el de los países del occidente europeo, que podrían verse involucrados directamente en un conflicto en sus territorios con una potencia nuclear.

Las dos primeras opciones implican violaciones de tratados o alianzas internacionales. En primer lugar tenemos la renuncia cínica a los principios de la Carta de la Naciones Unidas al permitir el éxito de un país agresor frente a otro. En segundo lugar, de involucrarse un país miembro de la NATO, los demás países estarían obligados a responder a la agresión como si fuera contra sí mismos. En tercer lugar, recordemos que los EEUU, el Reino Unido y Rusia son signatarios y garantes del Acuerdo de Budapest de 1994. Por este instrumento, Ucrania se obligaba a entregar las armas nucleares que se encontraban en su territorio luego de la desintegración de la URSS (lo que terminó de hacer en 1996), mientras que las tres potencias se comprometían a respetar y hacer respetar su soberanía y actuar en su defensa frente a agresiones. Obvian los comentarios.

Respecto a la opción IV, cabe comentar que la misma parece altamente improbable. Como se ha dicho más arriba, parece muy difícil que en las actuales circunstancias los países de la Alianza se decidan por fijar un límite más allá del cuál intervendrían militarmente. Incluso consideramos esto válido si, a pesar de todas las advertencias, por decisión o error de cálculo Putin avanza sobre alguno de los países bálticos. Los costos involucrados serían enormes, con el riesgo de enfrentamiento nuclear. A pesar de nuestro escepticismo, no asignamos valor cero a la probabilidad de ocurrencia de este escenario.

Conclusiones

El desarrollo del conflicto hasta la fecha permite algunas conclusiones generales. En primer lugar, creemos relevante la observación respecto a la sorpresa que significó el avance y acciones de Putin frente a sus pares de occidente. Si bien inicialmente ninguna acción retórica o incluso sanciones parecían capaces de detenerlo, finalmente un mensaje decidido de los EEUU y Alemania tuvo el efecto de detener el avance de los activistas pro rusos en el oriente ucraniano, y la declaración de Rusia de no perseguir otras anexiones territoriales. Sin embargo, Putin se encuentra en este momento con Crimea anexada a Rusia, lo que significa un desmembramiento territorial no consentido de un país soberano. No encontramos mejor ejemplo de triunfo de un agresor. Lo que en este momento parece un impasse, podría volverse activo si, como creemos, se cumple la regla que ante un desafío de poder, a mayores concesiones mayor es el avance pretendido. Creemos que es posible que sin un límite preciso, y a la fecha parece haberse alcanzado, nada impedirá que el siguiente paso sea la intervención de Rusia en el Báltico. En este caso sí, es casi inevitable una intervención militar de la NATO.

Sostenemos, entonces, que la mejor opción es intentar una “contención inteligente”, es decir, una combinación de sanciones que disparen el costo de una escalada a Rusia sin generar los costos de una nueva guerra fría para el continente. Quizá en este punto sea pertinente citar la visión de probablemente mayor estratega de la contención y Detente durante la Guerra Fría [Kis 1995],

“The Partnership for Peace runs the risk of creating two sets of borders for Europe: those that are protected by security guarantees, and others where such guarantees have been refused – a state of affairs bound to prove tempting to potential aggressors and demoralizing to potential victims. Care must be taken lest, in the name of avoiding confrontation, a strategic and conceptual no-man’s-land is created in Eastern and Central Europe – the source of so many European conflicts.”

También, deseamos destacar lo que definimos como el “corolario para la No Proliferación”. Como ya hemos destacado, el presente conflicto involucra un Estado que renunció a la posesión de armas nucleares, a cambio de garantías sobre su seguridad e integridad territorial. En este caso, justamente uno de los garantes le quita por la fuerza uno de sus territorios más valiosos, Crimea. Si bien la reacción de las potencias occidentales aparentemente ha detenido una anexión mayor, la realidad es que el desmembramiento muy difícilmente vuelva atrás. En ese sentido es válido preguntarse si otras potencias próximas a la disposición de armas nucleares (“fence sitters”) no verán la evolución de este conflicto como la validación de la necesidad de contar con las mismas para constituir realmente un disuasivo frente a la agresión de las potencias que sí las tienen. Pensamos principalmente en Japón, Alemania, Corea del Sur, Arabia Saudita y Brasil.

Por último, señalamos que a nuestro criterio este conflicto es un catalizador para un cambio en el equilibrio estratégico de las grandes potencias. Desde el acercamiento de Nixon a China, en 1972, EEUU había conseguido separar a las dos grandes potencias comunistas definitivamente en cursos divergentes. Profundización del centralismo y aislamiento en el caso de la URSS y apertura cada vez mayor al mundo por parte de China. Cuarenta años después, siendo China la mayor potencia económica mundial, el conflicto de Ucrania puede convertirse en un disparador para llevar a la cooperación estratégica de China y Rusia, las que combinadas desequilibran por completo a su favor el escenario geoestratégico. Los primeros pasos quizá ya se estén dando. [Car 2014], [Nac 2014b], [LaG 2014], [Per 2014].

+ El autor es alumno del Postgrado Regional en Seguridad Internacional, Desarme y No-proliferación.

Referencias

[BBC 2014]: BBC News. Ukraine crisis timeline. http://www.bbc.com/news/world-middle-east-26248275. Obtenido el 18 de mayo de 2014.

[Cam 2013]: Campbell, Kurt & Andrews, Brian. Explaining the US Pivot to Asia. The Asia Group Report 2013/01. London: Chatham House, 2013.

[Car 2014]: Carpenter, Ted Galen. Washington’s biggest strategic mistake. Cato Institute Commentary. http://www.cato.org/publications/commentary/washingtons-biggest-strategic-mistake. Obtenido el 21 de abril de 2014.

[Har 2014]: Harris, Peter. Munich´s Lessons for the Ukraine. The National Interest. http://nationalinterest.org/commentary/munichs-lessons-the-ukraine-crisis-9998. Obtenido el 21 de abril de 2014.

[Nac 2014a]: Diario La Nación, Buenos Aires, 6 de marzo de 2014.

[Nac 2014b]: Rusia y China vetaron un proyecto para que se investiguen los crímenes en Siria. Diario La Nación. http://www.lanacion.com.ar/m1/1693601-rusia-y-china-vetaron-un-proyecto-para-que-se-investiguen-los-crimenes-en-siria. Obtenido el 22 de mayo de 2014.

[Ken 1946]: Kennan, Robert. The Long telegram from Moscow. Citado en [Kis 1995].

[Keo 1988]: Keohane, Robert & Nye, Joseph. PODER E INTERDEPENDENCIA. La política mundial en transición. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano, 1988.

[Kis 1995]: Kissinger, Henry. Diplomacy. New York: Touchstone, 1995

[LaG 2014]: LaGrone, Sam. China and Russia Kick Off Joint Naval Drills. United States Naval Institute News. http://news.usni.org/2014/05/21/china-russia-kick-joint-naval-drills. Obtenido el 21 de mayo de 2014.

[Min 2014]: Mintz, Zoe. Full list of new names added to US sanctions against Russia; Members of Putin’s inner circle targeted. International Business Times. http://www.ibtimes.com/full-list-new-names-added-us-sanctions-against-russia-members-putins-inner-circle-targeted-1577255. Obtenido el 5 de Mayo de 2014.

[Per 2014]: Perlez, Jane. China and Russia reach 30-year Gas Deal. New York Times. http://www.nytimes.com/2014/05/22/world/asia/china-russia-gas-deal. Obtenido el 22 de mayo de 2014.

[Sny 2010]: Snyder, Timothy. Bloodlands: Europe between Hitler and Stalin. New York: Basic Books, 2010.



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