La Postura Nuclear del Pentágono
The Huffington Post
Joseph Cirincione
Agosto 2009 | Link al artículo original
Los oficiales de Defensa están escribiendo una nueva política nuclear para los Estados Unidos que podría volar por los aires la agenda oficial del Presidente Obama. La Casa Blanca debe retomar el control sobre estas políticas.
La Revisión de Postura Nuclear (o NPR, por sus siglas en inglés) será publicada a fin de año, pero los funcionarios de defensa de Obama están informando a sus pares en la Administración ésta semana con la esperanza de establecer políticas para fines de este mes.
¿Por qué debería importarnos? Joan Rohlfing, vice presidente de la Nuclear Threat Initiative encabezada por Sam Nunn y Ted Turner, lo explicó en un discurso ante la Arms Control Association el 20 de Mayo:
"Lo que surge de esta postura revisora va a ayudar a cambiar la forma de nuestras normas, prácticas y contexto legal global en el cual no solo los Estados Unidos sino también nuestros aliados y el resto del mundo desarrollan su propia forma de pensar y los enfoques que buscan reducir la amenaza nuclear. Asi que las apuestas son altas. La NPR es muy importante, y este presidente tiene una verdadera oportunidad de hacerlo bien, por lo menos en este primer momento.
Es por esto que el analista Andrew Grotto del Center for American Progress y yo hemos instado en nuestro informe del año pasado que la revisión será “una ejercicio de estrategia guiado por la visión del presidente sobre las armas nucleares”. Alertamos que “un proceso de revisión conducido sin un sentido de sus destinos finales no podrá producir ningún cambio sustancial en esta postura”.
Pero existe una involucración mínima de la Casa Blanca y las demás agencias, incluyendo el Departamento de Estado. En vez de dar forma a una política que prevenga las amenazas del siglo XXI en terrorismo nuclear y nuevos estados nucleares, los revisores del Pentágono están defendiendo la arquitectura de la Guerra Fría.
Si los oficiales civiles del Pentágono continúan con el curso actual, la nueva política nuclear de Obama será una versión light de la de Bush. La misma doctrina, las mismas armas, ligeramente modificada. Esto duplicaría el fracaso de de la revisión de posturas realizada durante la administración Clinton, que realizó sólo cambios menores en la política de Bush 41.
Esto también sería una burla a la agenda propuesta por Obama durante la campaña presidencial, a sus declaraciones junto con el Presidente ruso Dmitry Medvedev, y a su muy famoso e histórico discurso en Praga del 5 de abril:
"...La existencia de miles de armas nucleares es el legado mas peligroso de la Guerra Fría… es por eso que hoy, declaro en forma clara y con convicción el compromiso de los Estados Unidos en la consecución de la paz y seguridad internacionales, de un mundo libre de armas nucleares… reduciremos el rol de las armas nucleares en la estrategia de seguridad nacional e instaremos a las demás naciones a hacer lo mismo… negociaremos un nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas con Rusia (START I, por sus siglas en inglés) éste año… esto marcará el escenario para mas reajustes y veremos la forma de incluir a todos los países con arsenales nucleares en este esfuerzo.
…Mi administración buscará de forma inmediata y agresiva la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares… los países con armas nucleares deben acercarse al desarme, los estados sin armas nucleares deben comprometerse a no adquirirlas, necesitamos consecuencias reales e inmediatas para aquellos países que rompan las reglas o que abandonen los tratados sin causa."
El Pentágono asiente ante la visión de Obama, pero toma como punto de partida el polémico y defectuoso U.S. Nuclear Strategic Posture Commission report encabezado por Jim Schlesinger y Bill Perry. La Comisión – armada con ideólogos de extrema derecha nuclear – nunca logró un consenso real. Los “duros” dominaron el proceso, que casi colapsa y salvaron al final un reporte que mezclaba agendas muy diferentes. Los conservadores cargan el reporte como si fuera las sagradas escrituras, pero pocos en Washington lo toman en serio, con excepción de la Heritage Foundation… y el Pentágono.
Los funcionarios del Pentágono diseccionaron la agenda establecida por el presidente. Sus temas principales no son la prevención del terrorismo nuclear y la proliferación sino “mantener una segura, efectiva y responsable disuasión nuclear” y “mantener la disuasión extensiva”.
Éste ultima cuestión es particularmente insidiosa. Surgió durante las deliberaciones de la Comisión (yo fui miembro del panel de asesores expertos) como forma de justificar la conservación de miles de armas nucleares. El argumento dice que si reducimos nuestras fuerzas y/o si no usamos nuestros arsenales nucleares para disuadir el ataque a cualquiera de nuestros aliados (particularmente Japón), aun con el uso de armas convencionales, éstos se convertirán en potencias nucleares.
Existen oficiales de defensa ultra nacionalistas de Japón que declaran esto, aun el ex-jefe de la Fuerza Aérea desea que Japón desarrolle un arsenal nuclear. Pero ésta no es la visión de la población Japonesa o de sus políticos principales. Yukio Hatoyama, líder del partido de la oposición, el Partido Democrático, y favorito para ganar las elecciones a fin de mes, dijo el 6 de agosto que “lograr un mundo libre de armas nucleares, como fue llamado por el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama, es exactamente la misión moral de nuestro país como el único que sufrió un ataque con bombas atómicas”.
Del mismo modo, el principal periódico de Japón, Asahi Shimbun, instó al Presidente Obama la semana pasada a utilizar su capacidad como presidente del Consejo de Seguridad durante el 24 de septiembre para difundir la “sombrilla no nuclear” impulsando una resolución que establezca que “los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con arsenales nucleares no utilizarán esas armas para atacar otros estados que no posean capacidad nuclear”
Los autores de la revisión de la postura necesitan más aportes como éstos, para balancear las presiones que los funcionarios civiles del Pentágono están sufriendo de los proveedores de materiales de defensa, los conservadores y toda la burocracia nuclear. En vez de tratar de utilizar ésta revisión para posicionar a la administración actual como “dura en defensa”, deberían redefinir lo que significa verdaderamente “duro”.
Deberían comenzar por responder la pregunta más importante: ¿Para qué sirven las armas nucleares? La respuesta debería ser clara: Las armas nucleares son solo útiles para disuadir el uso de armas nucleares por otras naciones. Justificar otra misión aumenta las amenazas para la seguridad de los Estados Unidos.
Es el momento ideal para tomar el consejo de Rholfing, antes de que sea demasiado tarde:
"El proceso de la Revisión de Postura Nuclear debe ser impulsado por el presidente y su equipo… esto no debe ser destinado solamente al Departamento de Defensa (DOD por sus siglas en inglés). Existen muchas personas excelentes en el Departamento de Defensa, sin embargo, a causa de la inercia burocrática, no es claro que el proceso impulsado exclusivamente por el DOD llegará al lugar indicado, aún si hay personas de otras agencias trabajando en sus grupos de trabajo, los cuales están. Al final, estas son las armas del presidente y se necesitará del liderazgo presidencial para llevarlo a cabo."