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nov 23
Home Destacados Análisis Brasil y Estados Unidos: dos actitudes que no ayudan con el problema de Irán
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Seguridad internacionalInfopuntual, 1 jun 2010.

El Presidente de Brasil se quedó con la sangre en el ojo. El grado de la reacción de Estados Unidos a la gestión diplomática realizada con el Primer Ministro de Turquía con relación al programa nuclear iraní, indignó a Brasilia. Ni la reacción crítica adolecente norteamericana ni la ofuscación brasileña son buenos consejeros cuando se tratan temas tan delicados. Ambos países deberían bajar el tono.

El problema suscitado fue de falta de diálogo y adecuadas consultas previas. Los problemas de carácter estratégico no pueden ni deben manejarse como si se tratara de un problema arancelario donde basta con subir o bajar tarifas. Por otro lado, Estados Unidos debería reconocer que los problemas estratégicos interesan y preocupan a todos los Estados, independiente de su ubicación geográfica, y que no se tratan de cuestiones de competencia exclusiva de un puñado de Estados.

Eso hace que las consultas sean imprescindibles en un mundo multilateral más equitativo, sin derecho a acciones unilaterales, y donde es legítimo que existan distintas escuelas de pensamiento sobre un mismo tema. En particular sobre uno que hace al poder entre las naciones y a la estabilidad del mundo  como es el del arma nuclear.

Brasil debería también reconocer que la propuesta era parcial y no solucionaba el problema al dejar abierta la cuestión central a resolver que es en definitiva la capacidad de Irán de enriquecer uranio al 20%. La propuesta debió haber incluido algún compromiso iraní de detener esa capacidad industrial que no se asienta en ningún justificativo técnico. Logrado el intercambio y la seguridad de disponer de elementos combustibles para su reactor nuclear de radioisótopos no hay motivos para que necesite seguir enriqueciendo con ese grado de purificación salvo que tenga malas intenciones. Ese es el punto de Estados Unidos.

Irán no ayuda para construir confianza. Las provocaciones y desafíos de Teherán son constantes con excesos verbales que no pueden dejar de preocupar frente a un Medio Oriente que no logra encontrar un camino de paz. La actitud beligerante de todas las partes solo lleva a un espiral de violencia capaz de producir un cataclismo. La posibilidad de un arma nuclear en poder de Irán solo aceleraría la catástrofe.

La duda es el mejor camino para resolver la ecuación. Brasil opto, probablemente, por la diplomacia del paso a paso esperando que Irán enmendara intenciones. Eso fue calificado por Estados Unidos como ingenuo con riesgos de acelerar los peligros.

Estados Unidos, por su parte, intenta que las sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas hagan cambiar la actitud de Irán. Eso quizás también sea igualmente ingenuo además de peligroso. En esa hipótesis, que Irán podría interpretar como un acto de agresión, podría estar el germen de actitudes de fuerza y represalia.

Frente a este panorama que afecta la paz y la seguridades internacionales, lo peor que puede pasar son los mensajes contradictorios. Irán necesita recibir una señal clara y unánime que el mundo no toleraría que diera el paso hacia el arma nuclear. Estados Unidos y Brasil, en lugar de disputar prestigio, deberían trabajar juntos en el G20 para encontrar solución multilateral a un tema que no es competencia exclusiva ni de uno ni de otro.

 

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